Con la llegada del calor las frutas empiezan a resultarnos una tentación. Pero ¿es recomendable comerlas alejadas de la comida o como postre? El mito dice que lo mejor es comerlas con el estómago vacío, pero eso no es cierto.
Como ya lo sabemos, si el objetivo es adelgazar, el truco no está en contar calorías sino en elegir los alimentos y su forma de cocción de manera adecuada.
La Licenciada en Nutrición Alicia Crocco, publicó en Clarín que «no existe evidencia científica que avale el concepto que se debe ingerir la fruta lejos de las comidas con el estómago vacío si se necesita adelgazar».
La teoría dice que si consumimos frutas alejadas de las comidas, las mismas van directamente al duodeno y no hay posibilidad de fermentaciones intestinales. Por el contrario, si la ingerimos luego de comer, por la presencia de azúcar en la fruta se origina un efecto similar al que produce el vino, o luego del consumo de verduras fermentativas como los colex, repollo, etc.
Sin embargo, esto no es así. «El cuerpo es capaz de producir enzimas digestivas para asimilar las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono al mismo tiempo. Esto significa que podemos consumir alimentos con diferentes nutrientes a la vez o sucesivamente», explica la nutricionista.
Pero cuidado. Si tenemos patologías como úlcera, gastritis, distensión abdominal, vamos a tener que consumir las frutas de manera distante con la comida, en puré, compota o al horno para que sean fácilmente digeribles.
El truco a la hora de comer la fruta es elegirla en base al horario y la saciedad que nos puede generar. «Si comparamos, una manzana de 150 gramos nos aporta 80 calorías; y una banana de 100 gramos, 85. Podemos comprobar que en aproximadamente cantidades iguales de calorías, vamos a tener mayor saciedad si elegimos la banana no madura. Otras frutas a considerar por su valor de saciedad: las frutillas, las cerezas. Con el resto de las frutas lograremos mayor saciedad si las consumimos con su cáscara y/o pulpa y no en jugos».
Así mismo, las cáscaras son fundamentales para sentir la panza un poco más llena por más tiempo. Por ejemplo, «si comparamos la ingesta de una manzana con cáscara y otra en puré, tendremos igual aporte energético. La diferencia radica en la saciedad», explica la Licenciada.
Tengamos en cuenta que ningún alimento adelgaza por sí solo, pero si elegimos bien las frutas, pueden ayudar en el proceso. Son «un alimento rico en agua, fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes, que garantiza una alimentación saludable en cualquier momento del día, sola o acompañada: no produce ninguna fermentación cuando no existen patologías digestivas», detalla.