Con la llegada del calor es imposible no preguntarse sobre los efectos que el sol tendrá sobre nuestra piel y solemos hacernos algunas preguntas relativas a ello en esta época del año como, por ejemplo, ¿me quemo a través del vidrio de un auto?. El diario La Nación consultó a varios especialistas en dermatología para evacuar estas consultas.
Si vamos en el auto durante largas horas y el sol pega fuerte, a quedarnos tranquilos porque nos podemos quemar pero no en gran medida porque el vidrio funciona como un filtro de la intensidad y radicación del sol, explicó el dermatólogo Sergio Escobar, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD). Según agregó la médica Mónica Maiolino, miembro del Colegio Ibero Latinomericano de Dermatología y asesora de Dermaglós, «los vidrios con color absorben un 50 por ciento el calor y entre un 20 y un 80 por ciento la luz. En general, los parabrisas de autos son laminados, por ende la radiación que pasa es mínima».
Otro de los mitos es que después de cierta hora el sol no quema, lo cierto es que esto es falso. «Tenés que mirar el tamaño de la sombra que generás con tu cuerpo en la superficie. Si la sombra es igual o menor a tu altura, el sol te va a lastimar. Si la sombra es mayor a tu altura – que suele ser después de las 18 horas – la probabilidad de quemarte es menor«, señalaron los especialistas.
Tomar sol no es un problema, pero sí lo es hacerlo en exceso. Dentro de los beneficios se destacan la incidencia de los rayos ultravioletas en la síntesis de la vitamina D, indispensable para la mineralización de los huesos. Otros beneficios de broncearse son las mejoras en enfermedades cutáneas como la psoriasis y el efecto positivo que desencadena a nivel anímico.