Es un fruto seco amigable para ser consumido como snacks, la forma más habitual. Pero pueden encontrarse alternativas que nos ayuden a variar, como sumarlas a ensaladas, batidos o posstres, crudas, tostadas o en forma de leche de almendras. Es un alimento rico en nutrientes buenos para la salud, la alimentación, el control del peso y beneficios para la piel.
Un puñado de 28 gramos contiene aproximadamente 3.5 gramos de fibra, 6 gramos de proteínas, grasas buenas, el 37% de la dosis diarias de vitaminas recomendada, el 32% del manganeso y el 20% del magnesio. Además, contiene muy pocas calorías (que en su mayoría no son absorbidas por el cuerpo), buenas cantidades de cobre, vitamina B2 y fósforo, señaló el portal NutriGlam.
Entre sus beneficios, la almendra tiene una alta capacidad antioxidante, que se encuentra en la cáscara del fruto, por eso es importante no comerlas peladas. Además, todos los frutos secos son bajos en carbohidratos y a la vez altos en grasas saludables, proteínas y fibras. Esto los convierte en un alimento ideal para quienes tienen diabetes. Pero las almendras se destacan por sobre las demás opciones por su alto contenido de magnesio. Este mineral está involucrado en más de 300 procesos orgánicos, entre ellos: el control de la azúcar en sangre.
Además, el magnesio que contienen las almendras ayuda a bajar la presión sanguínea, por eso puede ser muy importante sumarlas a la dieta. También está demostrado que su consumo regular ayuda a aumentar los niveles de colesterol bueno y eliminar el colesterol malo.
Por otro lado, como son bajas en carbohidratos y altas en proteínas y fibra, incrementa la saciedad, lo cual lleva a un menor consumo de calorías. En un estudio de 2013 que estudió por cuatro semanas a 137 participantes, se demostró que 43 gramos diarios de almendras redujeron significativamente el hambre y el deseo de comer.
Así que ya sabés. Las almendras no sólo son ricas, sino que también traen muchos beneficios para la salud si se las consume regularmente y en la porción correcta.