Se trata de un reconocimiento a la labor ancestral del pueblo wichí mediante el cual se busca preservar y valorizar los productos recogidos por la comunidad y tender redes entre otros productores de la zona.
En el marco de los trabajos para fortalecer a las comunidades indígenas que lleva a cabo el movimiento Slow Food y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) para defender y promover el patrimonio alimentario de los pueblos originarios, la Miel Silvestre del pueblo Wichí en Argentina fue declarada Baluarte de Slow Food gracias a la participación de la comunidad wichí de Larguero, cerca del río Pilcomayo y del Hito Esmeralda, como se llama al territorio tripartito entre Argentina, Bolivia y Paraguay.
Los Baluartes son los proyectos de Slow Food que sostienen la producción de calidad en peligro de extinción, protegen regiones y ecosistemas únicos; recuperan métodos de procesamiento tradicionales y salvaguardan razas de animales autóctonas y variedades de plantas locales. Cada Baluarte involucra a una comunidad de pequeños productores y proporciona asistencia técnica para mejorar la calidad de la producción, identificar nuevas oportunidades en el mercado y organizar intercambios con productores a nivel internacional a través de los grandes eventos organizados por Slow Food.
Los Wichí siempre han vivido en la zona árida del Chaco central, caracterizada por la escasez de lluvias durante la mayor parte del año y las lluvias intensas en noviembre. Aquí recolectan y comercializan miel silvestre y, desde hace algún tiempo, han iniciado una primera experiencia de promoción del producto en Buenos Aires, en tiendas de comercio justo y a través de grupos de compra solidarias.
El objetivo del Baluarte es poner en red a productores, cocinerxs y gastrónomxs, especialistas e instituciones interesadxs en preservar y valorizar los productos espontáneos recogidos por la comunidad de Larguero, así como el conocimiento, la cultura y las tradiciones de los Wichí. Se mejorarán las técnicas de recolección de la miel, las condiciones higiénicas de las instalaciones de prensado y filtrado y se reforzará la comercialización del producto. Se prestará mucha atención a la inclusión de los jóvenes wichí en los procesos de toma de decisiones y de producción. En una segunda fase el Baluarte, en el que actualmente participan unas cincuenta personas, miembros de diez familias de la comunidad de Larguero, se extenderá a otras comunidades.
“La creación del Baluarte Miel Silvestre Wichí, es un reconocimiento muy importante, que nos da ganas de seguir trabajando aun con más ímpetu y que nos hace entender que todos los esfuerzos pasados valieron”, aseguró Juan Pearson, Coordinador del Baluarte, que agregó:“La recolección de miel es una actividad ancestral de los Wichí: la miel fue, es y será uno de los componentes de la dieta del Pueblo Wichí, y las técnicas de recolección siguen transmitiéndose de generación en generación. El apoyo de Slow Food nos permitirá mejorar las condiciones en las que se trabaja actualmente hablando de infraestructura y equipamiento, pero fundamentalmente, nos permitirá, iniciar el camino de la formalización del grupo de recolectores».
La miel de abejas silvestres, que en wichí se dice twatsaj, es muy importante para los Wichí, que no son apicultores, sino recolectores, con roles de género dentro de la comunidad bien definidos.
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