Hay cientos de dietas para elegir a la hora de bajar los kilos de más. Por citar alguna, podemos nombrar la dieta de la luna,
de la sopa, la paleolítica y mediterránea. Todas eficaces, algunas más sacrificadas que otras.
Pero una nueva dieta, que llega del norte de Europa, se está convirtiendo en el nuevo hito en el mundo de la nutrición. Se trata de la dieta escandinava o nórdica.
Se trata de un plan de alimentación que tiene apenas un poco más de diez años. Antes de 2004, las poblaciones de Suecia, Dinamarca y Noruega comían carnes, pescados ahumados, pan, verduras y fuertes grasas animales para sobrevivir al fuerte invierno de la zona.
De este modo, en el afán de atravesar el frío de la mejor manera, los nórdicos comenzaron a investigar maneras de hacer que la calórica dieta pudiera convertirse en una forma de comer saludable y también sustentable. Ese es el origen, entonces, que hoy la alternativa nórdica sea una feroz competidora de la mediterránea porque no sólo es la más sana, sino que, además, permite perder peso.
Basada en el consumo de pescado y matizada con la popular filosofía ecofriendly, la dieta incluye productos orgánicos y de cultivo ecológico (alimentos de temporada, de producción local y cultivados sin pesticidas). La idea es no solo cuidar la salud personal sino la del medioambiente.
A diferencia de la mediterránea, acá el aceite de oliva se reemplaza por el de canola -que tiene más omega 3-. Entre las frutas y verduras que forman parte de esta cocina están los vegetales de raíz como las papas, las remolachas y las zanahorias; las coles como el coliflor y el brócoli; las hojas verdes como acelga y espinaca; las legumbres; las manzanas y las peras; los frutos rojos; los cereales integrales; los lácteos orgánicos; los hongos; todos los pescados fáciles de encontrar como el arenque y el salmón y los animales de caza como los ciervos que son sabrosos y tienen poca grasa.
En la base de esta dieta están las verduras, las semillas, las frutas y las legumbres. El pescado y la carne se deben consumir a menudo pero en porciones pequeñas. La Universidad de Copenhague publicó un estudio en 2014 que demostraba que quienes seguían este tipo de alimentación habían perdido tres veces más peso que quienes mantenían la dieta habitual a base de dieta mediterránea.