Llega la Pascua y esperamos comer mucho chocolate. Pero ¿a qué se debe esta tradición? En lo que respecta al tradicional huevo, los cristianos católicos que seguían la abstinencia de la Cuaresma, no podían comer, entre otras cosas, huevos ni productos lácteos. Entonces, los seguidores del culto católico guardaban huevos y para lograr mantenerlos frescos, los bañaban con una fina capa de cera líquida. Cuando concluía la «Cuaresma», se reunían delante de la iglesia de su ciudad, y los regalaban.
Con el tiempo, la iglesia católica fue cambiando las tradiciones, y hoy solamente recomienda la abstinencia de carne los viernes de la Semana Santa. Pero, la tradición de regalar huevos el domingo de Pascua siguió y de hecho continúa en muchos países del mundo.
En el caso del conejo de Pascua, se cree que es un invento de los padres para darle más ilusión al domingo y hacerle creer a los niños que es el conejo el que lleva los huevos.
Una de las explicaciones proviene de la Edad de Hielo. Tras el duro invierno, y cuando apenas quedaban provisiones, con la llegada de la primavera volvían las aves desde el sur (esto solo es aplicable al hemisferio norte) y empezaban a poner huevos, de los que se alimentaban los seres humanos hasta que podían volver a cazar con la llegada de mejores temperaturas.
El intercambio de huevos de Pascua de chocolate es muy extendido en diversos países de Europa y América, como Polonia, Alemania, República Checa, Eslovaquia, España, Italia, Francia, Estados Unidos, México, Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Perú y Paraguay.