Es la mejor película de Marvel de las últimas décadas, pero también hace un recorrido por toda la cinematografía del hombre araña y deja indicios de lo que vendrá: Spiderman: No way home.
Por Werner Pertot
El estreno de la tercera película del Spiderman de Tom Holland marca el final de una era y el comienzo de otra para el superhéroe arácnido en el MCU (Universo Cinematográfico de Marvel). Y digo “el de Holland” porque hubo otras dos sagas previas con otros dos actores (primero Tobey Maguire, con una trilogía, y luego Andrew Garfield con la duología de Amazing Spiderman).
La mención es pertinente porque esta película sirve como final no solo para la saga de Holland sino que es una suerte de Endgame para las siete películas anteriores. Como ya se pudo ver en los trailers (no habrá spoilers de la película, que se acaba de estrenar), en Spiderman: No way home los villanos de todas las otras sagas convergen en esta película. La pregunta de si están también todos los Spidermans tendrá respuesta para quienes la vayan a ver.
La trama es sencilla: al final de Spiderman: Far from home (la segunda de la trilogía de Holland) vimos que se reveló la identidad secreta del amigable vecino de Queens. Ahora todos saben que Peter Parker es Spiderman, lo que convierte la vida de Peter y sus amigos en un auténtico desastre. Desesperado, Peter acude al supremo hechicero Doctor Strange –a quien ya conoce de otras películas del MCU- para que lo ayude.
Strange lanza un hechizo para que todos olviden que Peter Parker es Spiderman pero sale mal, y empieza a atraer a personajes de otros universos hacia el propio. Lo cual desata la acción que se ve en este largometraje, de la que no diré más, aunque vale mencionar que se desataron mil teorías antes de que se estrenara (algunas se confirmarán; otras, no) y el nivel de ansiedad hizo que estallaran las preventas de entradas de cine.
El multiverso es un concepto con el que Marvel viene jugando en todas sus últimas películas y series. Lo introdujo en Wandavision, la miniserie que superó todas las expectativas por su uso del drama, un relato de un duelo, su paso por toda la historia de las sit-coms combinadas con las historias de superheroinas de Marvel (aunque podría no tener nada de esto último y funciona igual). Siguió en Loki, otra de las series de Disney+ que sentó las bases para la llamada Fase 4 del MCU y lo llevará a su cenit el año que viene en Doctor Strange y el Multiverso de la locura. La idea es que hay múltiples universos con variaciones de nosotros mismos.
En el caso de Spiderman, esto se conoce como el Spiderverse: múltiples versiones de él y de sus amigos, amigas, novias, villanos en cada universo. Este concepto ya fue explorado en la excelente animación Spiderman into the spiderverse, que ya hacía converger los universos e introducía un Spiderman negro que, tarde o temprano, llegará al universo live-action: Miles Morales, hijo de un afrodescendiente y una latina.
En Spiderman: No way home ocurre algo similar: cada saga de películas que existió representa un universo. Y la película los trae para hacer un repaso final sobre todo lo ocurrido, plantear cuestiones medulares de los personajes, cerrar viejas heridas, revisar la concepción hollywoodense de crimen y castigo.
Es una película que empieza con un tono absolutamente cómico (escuche muchas carcajadas en el cine) y se va oscureciendo a medida que avanza, y pone a prueba la fragilidad del protagonista (que, recordemos, es un adolescente a punto de terminar la secundaria). Aquí es interesante como Peter toma una decisión distinta para vencer a sus enemigos de las que ocurrieron en otras iteraciones.
La película –de nuevo, sin spoilear- está cargada de entradas de personajes de las más diversas sagas de Marvel. Cada uno tiene su aparición espectacular a la que solo falta que le añadieran los aplausos. En ese sentido, es una colección de un fanservice detrás del otro, pero eso no la hace mala: de hecho, no podés parar de pedir más.
Otra escena, otro chiste, otra aparición estelar sacada de –por ejemplo- una serie de Netflix. No hay un segundo de descanso en las dos horas y media que dura esta película que marca el final de una era para todos los Spidermans, pero también la apertura a una nueva etapa del superhéroe arácnido (que, recordemos, es una franquicia de Sony). Es probablemente la mejor película de Marvel en décadas.
¿Hacia donde irán de aquí en más? Es muy probable que sigan explorando este concepto del multiverso. En octubre del año que viene aparecerá la segunda parte de la animación que protagoniza Miles Morales: se llama Spiderman Across de Spiderverse (parte 1), y promete llevarnos a través de realidades paralelas, como puede ser un universo noir de detectives privados duros, un futuro cibernético o un mundo estilo los Looney Tunes. En la original, la animación de avanzada y una excelente banda musical la hicieron memorable. Esta secuela parece no decepcionar.
En cuanto al live-action, hay indicios de que introducirán a Morales tarde o temprano (ya hubo dos alusiones en las películas de Holland, búsquenlas, no les voy a decir cuáles son). Y si bien Holland dijo que quería colgar el traje, no parece probable que eso vaya a suceder. Tampoco que Zendaya vaya a dejar el personaje de MJ (la mejor de todas las películas y la menos Spidey-dependiente). Además, es probable que se desarrolle la liga de villanos conocida como los Seis Siniestros, que todavía no llegaron de los comics a la pantalla grande.
Yo personalmente quisiera ver una Spidergirl con Gwen Stacy interpretada nuevamente por Emma Stone (gente de Sony, sé que me están leyendo. ¡Haganlo!). Como dije, es el final de una era para los multiversos de Spiderman, pero también parece ser el comienzo de una nueva etapa con un Spiderman más curtido y maduro. Porque, como ya sabemos, con un gran poder viene una gran responsabilidad.