Las mujeres en gastronomía pisan fuerte y cada vez hay más referentes argentinas que triunfan en nuestro país o en el extranjero. Conocer su historia es fuente de inspiración para otras.
Durante mucho tiempo, la cocina doméstica fue tarea de mujeres y la profesional, un espacio exclusivo para hombres. Aunque todavía queda un largo camino por desandar, afortunadamente las cosas han cambiado bastante de un tiempo a esta parte, y la presencia femenina en las cocinas de los más prestigiosos restaurantes ya es moneda corriente.
La primer mujer en la cocina que pasó del anonimato a la televisión fue Doña Petrona C. de Gandulfo, que debutó en 1951 en la pantalla argentina. A partir de allí, los programas y el interés por la gastronomía comenzaron a crecer de manera exponencial y aparecieron nuevas figuras como Blanca Cotta, Choly Berreteaga, hasta las más contemporáneas como Maru Botana, Narda Lepes y Juliana López May.
A partir de esa visibilidad, las mujeres comenzaron a demostrar que su cocina podía hacer maravillas y no solo dentro de los límites de la casa familiar. El paso más grande se dio cuando alguna de las mejores maestras en el arte de las ollas y sartenes pasaron a dirigir la cocina de hoteles y restaurantes.
Un ejemplo actual es el de Soledad Nardelli, quien se desempeñó por más de una década como chef ejecutiva del restaurante Chila en Puerto Madero, y fue la primera argentina en ganar el premio Chef del Futuro por la Academia Internacional de Gastronomía. Otro ejemplo es el de Julieta Oriolo, propietaria de La Alacena, donde cumplió el sueño del restó propio y sus platos son recomendados por los propios colegas.
Si de beber se trata, Inés de los Santos es considerada una de las mejores bartenders del país, y hoy es una referente de la coctelería nacional. Siguen sus pasos muy de cerca Ani Varela, Sabrina Traverso y Pipi Yalour, entre otras. Asimismo, en materia de vinos, las mujeres no paran de sorprender por su talento. Por un lado, la barilochense Paz Levinson que supo ser elegida como mejor sommelier de América y hoy triunfa en Europa. Y luego, talentos emergentes como Agustina de Alba, que logró combinar a la perfección el mundo de la cata con el de la comunicación.
Si bien las mujeres ganan cada día más terreno en el ámbito culinario, todavía queda claro que hay un largo camino por recorrer en la parrilla; algo bien argentino y ligado a la cultura gauchesca que, es solo cuestión de tiempo que deje de ser «cosa de hombres». Ejemplo de esto es Felicitas Pizarro, que saltó a la fama tras ganar un concurso de cocina de Jamie Oliver y hoy no solo tiene su propio restaurante llamado Maíz, sino que está al frente de varios programas de televisión que enseñan a cocinar a las brasas.
En definitiva, el paso del tiempo ha dejado claro que las mujeres tienen los mismos o mayores talentos que los hombres en materia de cocina. Celebramos el progreso y el avance de ellas en sus carreras hacia una sociedad más igualitaria y exitosa.