Se publicó la segunda parte del emblemático libro El Arte de la Cocina Francesa, publicado originalmente en 1971 y convertido en un manual de gastronomía de culto que revolucionó la forma de cocinar en Estados Unidos. Escrito por la californiana Julia Child y con aportes de Simone Beck
El lanzamiento de este libro -al igual que la primera parte- es un compendio riguroso para dominar la cocina francesa, teniendo el privilegio de ser uno de los pioneros en el «paso a paso», una guía para lograr de forma casera el plato perfecto que exige la gastronomía gala.
Con ese espíritu, la autora, Julia Child pregonaba «puedes cocinar si te lo propones», una frase que simplificó la cuestión y ayudó a sus seguidoras a convencerse de que la cocina era un espacio propicio para la creación y no una escala obligada de la vida doméstica.
Si el primer libro fue para comenzar a dominar el arte de la cocina francesa, el segundo es para destacarse con técnicas ya adquiridas. Por ejemplo, para dar en la tecla del famoso pan francés tardaron «dos años y 130 kilos de harina» hasta que conocieron al profesor Calvel quien les enseñó el proceso del pan, que en el libro lleva más de diez páginas.
Y en cuanto a las masas – «el fascinante hojaldre», croissant y brioche- las autoras señalan en el prólogo: «Estamos convencidas de que, hasta que uno ha creado la base de primer quiche o tarta, no tiene la sensación de haber dado el paso del jardín de infantes al grado elemental de la cocina». Suenan rígidas, pero eso no les impide amigarse con la tecnología del momento y abogar por los electrodomésticos.
Como una suerte de Petrona norteamericana, Child, que murió en 20054, se encomendó la ardua tarea de escribir un libro único con todas las recetas de la cuisine y adaptarlas a la materia prima fuera de Francia. Más de 500 recetas son la masa madre de este segundo volumen que, aunque un poco arduo para la vida moderna actual, nunca olvida el mantra central que dominó la carrera de Julia «cuchillos afilados y a pasarla muy bien».
Kilos de manteca y harina refinada; carnes, patés y embutidos; postres y tortas de ensueño son las propuestas culinarias de esta secuela que -un tanto alejada de los cánones alimentarios que se pregonan hoy- sí regala la familiarización con técnicas básicas y rinde culto al buen comer, a la calidad y a la diversión en la cocina. Sin secretos llevados a su tumba, aún resuena con cada rescate la conocida frase de Child: Bon Appetit!