Desde naranjos, hasta cepas no tradicionales o vinos tratados con la menor intervención posible, en el Día Nacional del Vino, brindemos con conciencia.
Cada 24 de noviembre se celebra en todo el país el Día Nacional del Vino, una fecha que busca resaltar el valor de la vitivinicultura local.
Actualmente, Argentina es el quinto país productor de vino, luego de Italia, Francia, España y Estados Unidos. Además, es el octavo país productor de uva y está dentro de los 10 países que más volumen de vino consume.
¿Y hacia dónde va la industria?“Aunque el clásico Malbec fue, es y será el gran protagonista, durante los últimos años surgieron nuevos jugadores: desde otras cepas no tradicionales, hasta filosofías y apuestas enológicas que cada vez ganan más visibilidad entre los winemakers y bodegas argentinas”, analiza Andrés Belinsky, Gerente General de Vinventions Sudamérica.
Desde Vinventions, la empresa que desde su planta en San Juan abastece a la industria del vino de tapones reciclables hechos a base de caña de azúcar, comparten tres etiquetas cerradas con sus tapones Nomacorc Green Line que van en esa línea.
TRES OPCIONES PARA CELEBRAR LA EVOLUCIÓN EN EL DÍA NACIONAL DEL VINO
Los vinos naranjos amplían el abanico y marcan tendencia:
En línea con consumidor muy atento a las novedades, cada vez más bodegas están incursionando en el segmento de los vinos naranjos y ampliando el abanico de opciones. El método de elaboración de estos vinos se remonta a miles de años y su secreto radica en que son vinos blancos, pero elaborados como tintos.
Para este vino naranjo natural de baja intervención, el enólogo Bernardo Bossi Bonilla apostó a un blend de tres cepas: 60% Semillón, 30% Chardonnay y 10% Sauvignon Blanc. Las uvas provienen de Paraje Altamira, Mendoza, y como resultado obtuvo un vino ideal para maridaje gastronómico: su acidez siempre presente lo convierte en un vino persistente.
Notas de cata: de color naranjo pálido, en nariz se presenta agradable floral, madreselva y los aromas a cáscara de naranja invaden nuestra nariz; luego, aparece una importante nota a duraznos blancos. En boca, fresco y de gran estructura.
Criolla, la revalorización de nuestra cepa autóctona:
Se estima que la plantación de Criollas, nuestra cepa autóctona, ocupa aproximadamente un 30% de la superficie de uva cultivada en Argentina. Este varietal fue introducido en la Argentina hace más de 400 años y, si bien durante décadas fue una de las favoritos de los winemakers por su condición resistente y rendidora, con el tiempo fue quedando en segundo plano. Durante los últimos años, diferentes bodegas empezaron a mirar y revalorizar el pasado y llevaron a la criolla a otros niveles.
Esta etiqueta es un ejemplo de ese nuevo rumbo. Se trata de un 100% Criolla elaborado por los winemakers Matias Morcos y Lis Clément. En nariz sobresalen aromas a guinda y frambuesa; de paladar redondo y levemente dulce, su acidez brinda persistente frescura. Para proteger este vino, apostaron a los tapones sustentables Nomacorc Green Line.
Con viñedos ubicados en Santa Rosa, Mendoza, Finca Feliz es un proyecto familiar creado por Carlos y Lis Clément, padre e hija, quienes comparten una misma visión: vivir noblemente, trabajar por y para la tierra y su gente, mientras disfrutan de la vida.
Baja o mínima intervención, en busca de la autenticidad:
Y si hablamos de las últimas tendencias en el mundo del vino, los proyectos sustentables siguen creciendo y marcando el rumbo de una industria cada vez más comprometida con el medioambiente.
En ese sentido, la familia Bartolomé, creadores del proyecto Pielihueso, son parte de este cambio. Esta bodega comenzó en 2017 cuando Celina y Alejandro Bartolomé plantaron vides en Los Chacayes y Los Sauces, Mendoza. Su filosofía enológica consiste en elaborar productos que expresen fielmente su lugar de origen. Todos los vinos se cultivan de manera orgánica, son vinos de baja intervención, sin filtrar y elaborados con levaduras indígenas.
Este es un vino 50% Malbec y 50% Cabernet Sauvignon. Inclusive, las etiquetas fueron creadas por la familia: Carmela, la otra hija, diseñó las etiquetas a partir de la obra de arte de su hermano. A la hora de cerrar sus vinos, también apuestan a la filosofía sustentable y a los tapones reciclables de Nomacorc.