En general nos levantamos con poco tiempo, el justo para prepararnos y salir a trabajar. El sacrificado de nuestro cronograma es el desayuno. Pero esto es un error. El desayuno ayuda a elegir mejor los alimentos que consumiremos el resto del día, permite bajar de peso, estimula el óptimo rendimiento físico e intelectual entre otras cosas.
Para no perder el hábito y el tiempo, una buena idea es prepararlo la noche anterior. Si no solemos tener hambre por las mañanas, incorporemos lentamente los alimentos. Primero un vaso de leche, luego batidos o licuados y luego cereales o pan tostado.
¿Cuáles son los errores más comunes a la hora de desayunar?
Dejar afuera los cereales: Ellos aportan vitamina B y minerales, favorecen la buena digestión y reducen el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Además, brindan la energía necesaria para comenzar y rendir bien durante el día.
Tomar un desayuno pequeño e incompleto: Un desayuno saludable debería contener del 20 al 25 por ciento del total de calorías necesarias para una persona. Frutas, lácteos, cereales y grasas saludables como nueces, semillas o aceite de oliva, son los elementos fundamentales en esta comida.
Incorporar grasas trans, sal y azúcar: Presentes en la mayoría de los productos industrializados y procesados, eleva los niveles de glucosa en sangre y se convierte en grasa que nuestro cuerpo acumula típicamente en cadera y abdomen.