Es innegable que el gusto por la buena gastronomía se instala con cada vez más fuerza entre los paladares de todo el mundo. Así, de la mano de esta tendencia, el turismo gastronómico gana más y más adeptos y los viajeros, además de visitar puntos de interés, se enfocan en degustar y conocer un país a través de sus platos.
En respuesta a esta nueva tendencia, las agencias de turismo comenzaron a diseñar itinerarios exclusivos para los turistas foodies, con la novedad de llevar a un experto como líder del contingente. En septiembre, por ejemplo, la chef Juliana López May viajará a la Toscana junto a 26 mujeres. El mismo mes, el bartender Seba García desembarcará en Nueva York con un grupo de amantes de la coctelería, mientras que el chef Fernando Trocca llegará a Nueva Yorok con diez foodies.
Pasarla bien no es el único propósito, estos viajes también tienen una cuota educativa. Se trata de “generar una experiencia única, que más allá del disfrute sea útil”, explicó Trinidad Vega Olmos de uNYverse Live, empresa que coordina los viajes de Trocca y García, en diálogo con el diario Clarín.
Otro ejemplo es el de “Locas por el mundo”, que hacen un viaje anual a uno de los países que forman parte de la ruta del té. El de 2016, será a la India y las guiará una experta, la sommelier de té Mónica Devoto. “Se recorre lo típico de la India porque las que nunca fueron quiere ver el Taj Mahal, pero después vamos a las plantaciones a recolectar, hacemos degustaciones.
Los famosos viajes de “Chicas en New York” también tienen su versión foodie. En ese caso, Andy Clar, alma mater del proyecto, viaja con una anfitriona especial: la chef Jessica Lekerman, quien se formó en la Gran Manzana y hasta trabajó en Magnolia Bakery, el local que hace los mejores cupcakes de la ciudad.
La segmentación no solo está en la temática, algunos contingentes se dividen por género; desde el nombre, queda claro que los viajes de “Chicas en New York” y “Locas por el mundo”, son solo para mujeres, en cambio los de uNYverse Live son mixtos. Casi todos los pasajeros parten solos y vuelven con veinte amigos, “la mayoría va sola”, cuenta Valenti, “pero antes de subir al avión ya se conocen porque hacemos varias reuniones previas. Además, suelen compartir habitación para abaratar costos y siempre regresan siendo amigas”, agrega. No existe escenario mejor para que comience una amistad: largas sobremesas, experiencias y una pasión compartida. Viajes enriquecedores, en todo sentido.