El centro penitenciario de Bollate, en las afueras de la ciudad de Milán, en Italia, inauguró dentro de la prisión un restaurante abierto al público, donde los mozos y cocineros son reclusos. El restaurante se llama -como no podía ser de otra forma- In Galera, «en la cárcel” en italiano.
La decoración del lugar tiene ironía en los detalles: en las paredes hay carteles de famosas películas de fugas, como «La fuga de Alcatraz» o «La milla verde», mientras que en los manteles individuales se reproducen fotos de algunas célebres prisiones italianas o extranjeras, como la Regina Coeli de Roma o la británica Dorchester.
En el último tiempo el restaurante se convirtió en uno de los más populares de la ciudad, hasta el punto de que es difícil encontrar mesa para cenar. La única condición para poder almorzar o cenar en In Galera es haber reservado mesa por teléfono.
El restaurante se encuentra a varios metros del acceso a la prisión, tras un estacionamiento donde hay autos policiales estacionados. Sin embargo, al cruzar la puerta aparece un local con paredes pintadas de colores, suelo de madera, luz cálida, y mesas y sillas a conjunto. Los camareros visten camisa blanca impoluta y elegante pantalón y chaleco negros, y acuden atentos a recibir al comensal. Aquello no parece una cárcel, ni los empleados, reclusos.
«Eso es lo que sorprende más a la gente: lo acogedor del lugar, y la amabilidad y atención del personal», explica Silvia Polleri, presidenta de la cooperativa social ABC La Sapienza in Tavola, que se encarga del restaurante.
En In Galera trabajan ocho internos: cuatro como camareros, y cuatro más en la cocina. Además hay un chef y un maître profesionales, externos a la cárcel. Polleri asegura que no existe riesgo de fuga: los detenidos contratados no pueden usar el teléfono celular, pasan un control de seguridad antes de acceder al restaurante y no está permitido que sus familiares acudan como clientes.
Un ejemplo de perseverencia y una oportunidad para los reclusos de crear una carrera y generar opciones para cuando llegue la mentada libertad.
http://www.ingalera.it/en/