La serie de Netflix Sweet Tooth adapta un excelente cómic y logra un desarrollo luminoso.
Por Werner Pertot
“Esta es la historia de los últimos hombres. Los que quisieron lastimarnos y los que nos ayudaron”.
Una serie que comienza con un virus que aniquila al 98 por ciento de la humanidad y vos dirás: “Esto ya se ha visto”. Es verdad, hay una proliferación de series de apocalipsis, incluso en la línea pandémica. Pero Sweet Tooth –serie de Netflix que acaba de estrenar su segunda temporada- es diferente, porque parte de la imaginación de un comic de Jef Lemire, autor de varias historias a las que conviene prestar atención.
En este mundo, además del virus letal, comienzan a nacer niños y niñas que son mitad humanos y mitad otro animal: niñas cerdo, niños castor, y un niño ciervo, que es el protagonista. La historia contrasta la ternura de estos nuevos habitantes de este mundo (cuya razón de existir es un misterio en el que la serie ahondará) y la crueldad de los últimos hombres.
La serie acaba de estrenar su segunda temporada y Netflix ya anunció que tendrá una tercera y última (con lo que nos queda la tranquilidad de que no nos van a dejar colgados en la mitad de la historia, que ya está escrita completa en un comic).
Un mundo diezmado por un virus
En la primera temporada, nos llevaron a conocer ese mundo apocalíptico, en el que Gus –el niño ciervo- vive con su padre recluido del mundo, hasta que una serie de hechos dramáticos lo llevan a iniciar un viaje de la mano de un hombre grandote y letal que lo protege. La fórmula Hombre Grandote que cuida del Chiquito ya fue explorada en diversas narrativas, ya sea apocalíptica (hace poco les hablé de The Last of Us) como de ciencia ficción (Mandalorian es la historia de un guerrero que cuida de un pequeño extraterrestre). Aquí, no obstante, funciona bien en un mundo apocalíptico a los Mad Max. No obstante, la proliferación de series del mismo tipo seguramente hizo que Sweet Tooth brillara menos de lo que podría haber sido en otra época.
El misterio como motor
La segunda temporada explora el origen del virus y de los híbridos. Como esta es una reseña sin spoilers, solo diré que difiere un poco de la dirección que tomó el comic. Sí es importante señalar una cuestión: el comic es oscuro y cruel con estos pequeños niños de un nuevo mundo. La serie en su primera temporada había sido mucho más luminosa y cuidadosa.
La segunda temporada es mucho más oscura. Mucho. Por lo cual aquí va un aviso: si no les gustan los experimentos con niños, las amenazas de muerte y de tortura a niños, entre otras cosas, no deberían ver esta serie. Si bien tienen el buen gusto de no mostrar algunas cosas que sí aparecen en el comic.
Los últimos hombres
La segunda temporada describe el ejército de los Últimos Hombres, un grupo que no tiene problema en viviseccionar niños si eso les da la cura para la humanidad. Es interesante la exploración de cómo se da un proceso de deshumanización de esas criaturas: meterlos en jaulas, tratarlos como animales, etcétera.
Al frente de los villanos está el General Abbot, a quien intentan darle alguna profundidad, pero sigue siendo medio villano icónico.
También aparecen otras facciones de lo que queda de este mundo, como el Ejército Animal, un grupo de adolescentes que juraron proteger a los híbridos y están dispuestos a matar por su causa. Y también una serie de grupos mafiosos que seguramente tengan más desarrollo en la tercera temporada.
En suma, el desarrollo de la serie está bien llevado, la estética es interesante y decanta en un producto digno, algo para ver dentro de lo que ofrece Netflix. No tiene quizás la profundidad dramática de Last of Us o Station Eleven, pero sí configura una buena serie de aventuras.
Las dos temporadas de Sweet Tooth se puede ver por Netflix.
