Todos sabemos los problemas que está generando el cambio climático. Inundaciones, ciclones y deshielo de glaciares son algunas de las evidencias más impactantes. El sistema industrial de producción alimentaria es uno de los mayores responsables: emisiones de gas invernadero, el uso masivo de agentes químicos en los cultivos, frutos disponibles en todas las estaciones o cadenas de comercialización que traen hasta nuestras mesas casi cualquier tipo de alimento, aun desde el más lejano rincón del mundo, son algunos de los factores.
En este escenario, la agricultura -sobre todo la de pequeña escala-, es la primera víctima de este fenómeno, y lo evidencian inundaciones que se alternan con sequías devastadoras, olas migratorias de campesinos que huyen en busca de agua para los animales o de suelo fértil, aumento del nivel del mar que pone en dificultad a las comunidades que viven de la pesca, acidificación de los océanos, pérdida de biodiversidad, desertificación sin remedio, y un largo etcétera.
Cada uno de nosotros, sin embargo, puede hacer su aporte a partir de la compra diaria, porque la suma de nuestras decisiones puede presionar a gobiernos y comunidad internacional a emprender finalmente la ruta alternativa que necesita el planeta. En ese marco surge la campaña «Menú para el cambio» de Slow Food que promueve esta alternativa.
Se trata de la primera campaña internacional que vincula el calentamiento global con la producción y el consumo de alimentos, alentando un consumo razonable y recogiendo recursos para los proyectos de Slow Food en apoyo de la agricultura familiar, la educación alimentaria y ambiental y la tutela de la biodiversidad.
Así, desde el 29 de septiembre hasta el 31 de diciembre se podrá participar de las actividades de distintas formas. Desde las redes sociales hasta saliendo a comer al lugar de siempre. La diferencia estará en empezar a optar por una comida buena, limpia y justa.
Más información aqui: https://www.slowfood.com/