¿Sabías que en 2017 nuestro país fue el segundo lugar del mundo donde más soda se consumió? Los más de 2.3 millones de litros que pasaron por las mesas de los argentinos no son un fenómeno pasajero, sino todo lo contrario: la reivindicación de un amor que se elige para siempre.

El estudio fue realizado por SodaStream, la marca número 1 de agua con gas en el mundo, y abre la puerta a indagar sobre una relación de más de 150 años de historia. La primera fábrica de soda de nuestro país fue fundada por Domingo Marticorena en 1860, sobre la calle 25 de Mayo. Hasta la década del ’30, esta bebida popular sólo se conseguía en despensas y algunos bares, pero a partir de ese momento comenzaron los repartos a domicilio y con ellos, la masificación del consumo. El típico sifón de soda también es un invento local que fue desarrollado en los 1832 de la mano de M. Savaresse.

Entre 1930 y 1980, sobre todo, en Argentina fue muy popular la utilización de la soda para “cortar” el vino. Es posible que algún adulto nostálgico recuerde con añoranza ese ritual de sus padres o abuelos, que aunque ahora no es tan frecuente, permanece como tradición de culto en muchas familias. Además, el vasito de soda al lado del café es un clásico de las confiterías y bares locales. Según los expertos, el secreto es tomarlo antes del café para limpiar las papilas gustativas y luego apreciar mejor su sabor.

Tan grande es el amor de los argentinos por la soda que hasta se metió de lleno en la cultura popular. SodaStereo, una de las bandas de rock nacional más importantes de la historia, o la telenovela “El sodero de mi vida” (2001-2002), fueron algunos de los emblemas que reflejaron esta tendencia. Y si tenemos un Día Nacional de la Soda, que se celebra el 10 de abril, cómo no íbamos a tener un “Sodero” que se destaque en el deporte más popular del país. Los futboleros lo recordarán: Javier Sodero no sólo resaltó por su particular apellido, sino por su destreza como arquero en Belgrano, River Plate y Huracán, entre otros clubes.

Parece mentira pero aún hay más: los amantes de esta bebida que cuenta entre sus bondades con la capacidad de saciar el hambre, ayudar a absorber mejor el calcio y a incorporar más líquido que con el agua común, tienen su propio museo. Ubicado en la ciudad de Berisso, fue declarado de interés por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires. Con vino, para acompañar el café o para hacer más llevadera la sobremesa después del asado, lo seguro es que en Argentina, siempre lo tomamos con soda.