Según datos del Ministerio de Agroindustria, se desperdician 16 millones de toneladas anuales. Entre los principales responsables están los productores de frutas y verduras, supermercados y también consumidores.

La Argentina desperdicia 16 millones de toneladas anuales de alimentos, a razón de 38 kilos per cápita, según investigaciones del Ministerio de Agroindustria de la Nación cuyos resultados fueron expuestos ante la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

La FAO, precisamente, en su más reciente informe, señaló que el derroche es un problema mundial ya que se tiran 1,3 billones de toneladas de alimentos por año: si se destinara sólo el 3,25 por ciento de ello (40 millones de tn, el equivalente al desperdicio en los Estados Unidos) se podría dar de comer al conjunto de los 1.000 millones de habitantes del planeta que se alimentan de manera muy pobre.

Las 16 millones de toneladas de alimentos que se desechan por año significan el 12,5 por ciento de todo lo que se produce en el país. Una porción de calorías más que importante teniendo en cuenta que el 4,4 por ciento de los hogares argentinos pasa hambre, de acuerdo a la medición del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).

El Inta (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) es otro organismo que afirma que en las cadenas de frutas y hortalizas las pérdidas rondan el 50 por ciento. En cereales y pescado el porcentaje es de 30 por ciento. Y en carnes y leche y sus derivados, del 20 por ciento.

Según el Inta, momentos de cosecha inadecuados o falta de infraestructura de transporte y conservación apropiadas son los mayores responsables. Además, es común que se considere más «económico» y factible el descarte que el desarrollo y la implementación de tecnologías de aprovechamiento. Cuestiones como la falta de mercado para productos subestándar (con defectos cosméticos, de forma o tamaño, etc.) y las grandes distancias entre zonas de producción y comercialización agravan el problema.

Con el objetivo de revertir todas estas situaciones, este año se creó la Red Nacional de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, que busca intercambiar información y experiencias en base al trabajo de cámaras, empresas, municipios y organizaciones de la sociedad civil.