Dos nutricionistas realizaron un estudio sobre los hábitos alimenticios de los argentinos. La mayoría agrega una quinta comida a su dieta; se llama «snacking».

Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni) y María Elisa Zapata, magíster en nutrición humana y calidad de los alimentos, e investigadora adjunta de la misma institución, decidieron analizar cómo, cuándo y cuánto comemos entre comidas los argentinos.

La encuesta se realizó a 1363 personas de entre 3 y 69 años en las cinco ciudades más grandes del país, y los resultados fueron sorprendentes: ocho de cada diez ingieren habitualmente una quinta comida. En otras palabras: comen y toman algo fuera del desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena. De ese porcentaje, solo el 30% incorpora alimentos saludables.

A esta quinta comida se la denomina «snacking«, y es aquella que se realiza entre comidas pero no es ni una «colación» ni un «picoteo». «El snacking se caracteriza por no consistir en alimentos específicos, no realizarse en un lugar determinado y no ser compartido. Es un episodio no provocado por el hambre, sino por un estímulo externo no fisiológico», explica la doctora Zapata.

Los individuos encuestados lo realizaban sistemáticamente entre tres y siete veces por semana, a la mañana o a la tarde, aunque algunos lo hacían a la noche.

Ciertos autores interpretan que este tipo de hábitos no tiene valor nutricional positivo, pero el equipo de Cesni descubrió que un tercio de los que participaron del estudio elige en casi la totalidad de sus snacks alimentos saludables, un 37% tiene un perfil «mixto» (combinan alimentos saludables y no saludables; por ejemplo, toman bebidas sin azúcar con galletitas cargadas de grasa y azúcar), y otro 33% elige golosinas, bebidas azucaradas, galletitas o panificados.

Otro de los hallazgos del estudio fue que los más chicos son los que observan un patrón más saludable que luego se va perdiendo, sobre todo en la adolescencia. Lo mismo ocurre con las bebidas: el agua y las que no contienen azúcar se consumen más en la niñez, y disminuyen como opción en la adolescencia.

Aunque esta «quinta comida» no suma mucho, representa el 23% de los azúcares libres que se ingieren por día y de un 5 a un 20% de las vitaminas. Según los especialistas, esta particularidad de la alimentación de los argentinos plantea un desafío, pero también una oportunidad.

«Los hábitos alimentarios son conductas de selección que realiza el ser humano a lo largo de su vida -dice Carmuega-. Tenemos que concientizar a la sociedad sobre la calidad nutricional de lo que consume para que opte por una alimentación más sana. Pensemos que hace 10 años el desayuno no estaba instalado como un hábito diario y hoy podemos decir que logramos instalarlo.»