Si siempre te vestís con ropa cómoda, la psicología te define con estos rasgos de personalidad. Conocé los detalle de la mano de la Lic. Paula Martínez, psicóloga especializada en imagen personal.
Hay una verdad silenciosa en la ropa cómoda, nos abraza sin pedirnos permiso. A veces, ese pantalón amplio o ese sweater suave son un refugio, un espacio de calma dentro del ritmo acelerado de los días, y no una elección estética. Pero ¿qué hay detrás de esa búsqueda de comodidad?
Nuestra forma de vestir no solo responde al gusto o a las tendencias, sino que también traduce prioridades, estados emocionales y rasgos profundos de nuestra personalidad. En psicología de la imagen la ropa es un lenguaje que habla incluso cuando no decimos nada, y las prendas cómodas —esas que elegimos casi sin pensar— dicen mucho más de lo que imaginamos.
Vestirse cómodo dependerá de lo que cada persona asocie a esa sensación, puede ser usar algo que no apriete al cuerpo o que sea liviano, pero también puede expresar la necesidad de suavizar las exigencias externas, de protegernos de la mirada ajena, o simplemente de reencontrarnos con la versión más auténtica de nosotros mismos.
Como vemos, la comodidad tiene muchos rostros, lo importante es comprender qué representa para vos, porque ese significado personal es el que moldea tu identidad. Desde la psicología de la imagen, las elecciones de vestimenta no se analizan como etiquetas o diagnósticos, sino como reflejos de la manera en que nos habitamos y habitamos el mundo.
Las personas que eligen ropa cómoda suelen compartir ciertos rasgos comunes:
1. Pragmatismo: la practicidad es su lenguaje. No buscan complicaciones ni disfraces, eligen lo que funciona. Su vestimenta es funcional y eficiente, una forma de simplificar el día sin renunciar a la coherencia personal.
2. Bienestar emocional: las prendas suaves, holgadas o livianas generan sensación de protección. En un mundo que exige tanto, muchas personas encuentran en la comodidad una manera de reducir la tensión interna, de calmar la mente y sentirse seguras en su cuerpo.
3. Autenticidad: quien elige la comodidad suele ser alguien que ya no se viste para agradar, sino para ser. Que entiende que la verdadera elegancia nace de la coherencia entre lo que se siente y lo que se proyecta.
4. Estrategia de equilibrio: la comodidad también puede ser una herramienta de regulación emocional. Elegir prendas que no demanden energía mental puede liberar espacio para concentrarse en otras áreas más importantes de la vida como el trabajo, los vínculos, el bienestar interior.
5. Cuidado y autoestima: sentirse bien con lo que se lleva puesto no es banal. Es una forma de autoafirmación. La comodidad, cuando se elige conscientemente, no es dejadez sino forma respeto, es una de decirse a unos mismo “quiero sentirme bien sin perder mi presencia”.

Sin embargo, existe una delgada línea entre vestirse cómodo y quedarse en una zona de confort que te aleja de la versión de vos querés ver. A veces creemos que elegimos vestir de esta manera porque nos da paz, pero en realidad lo hacemos porque nos evita mirarnos con profundidad, porque es más fácil permanecer en lo conocido que explorar nuevas versiones de nosotros mismos.
Cuando ciertos looks se convierten en costumbre o las prendas dejan de representarte, para comenzar a esconder y a desconectarte de la imagen que querés transmitir, la comodidad puede transformarse en un disfraz invisible, teniendo consecuencias negativas en la autoimagen y autoestima.
Durante la pandemia, muchas personas redescubrieron el placer del confort – las telas suaves, los cortes amplios, los pies descalzos, el rostro son maquillaje-, y fue necesario, pero cuando el contexto cambió, algunas siguieron aferradas a ese modo de vestir como si soltarlo implicara perder calma o autenticidad. El riesgo es que la comodidad nos mantenga en una zona segura, pero pequeña.
Vestir ropa cómoda es encontrar el punto justo entre el placer sensorial de lo que llevás puesto y el respeto por tu propia imagen. La clave está en elegir desde la intención y no desde la inercia – cuidando el estado de tus prendas, eligiendo el talle que acompaña tu cuerpo, combinando con consciencia más allá de la simpleza, y sumando algún detalle con intención que le de vida y personalidad a tu apariencia-.
Sin renunciar a la estética se trata de encontrar en la ropa el equilibrio donde lo que vestís y lo que sos se reconocen mutuamente, habitando una forma de estar donde el cuerpo se relaja, la imagen se alinea con tu esencia, y la identidad se afirma.
Nota mental: Tu ropa puede ser cómoda sin apagar tu fuerza.
Pregunta de autorreflexión: ¿Tu comodidad actual te representa o estás postergando la versión de vos que querés ver?
Conocé más sobre estas tendencias en la web de la lic. Martinez https://soypaulamartinezok.com/






















