Marvel lanza una nueva saga, Moon Knight, que se sostiene sola sin tener que haber visto las veintipico de películas y la otra decena de series. Es divertida, bien actuada y trae dioses egipcios.

Por Werner Pertot

Marvel ha dejado atrás hace tiempo las películas exclusivamente de superhéroes. Ha sido capaz de montar un drama sobre el duelo de un ser querido (Wandavision), una película de espías (Black Widow) o una de artes marciales (Shang-Chi). Todo con la misma facilidad. Y ahora nos lleva a la mitología egipcia con Moon Knight, la nueva serie estrenada en Disney+ que toma como base un comic de Marvel creado hace unos cincuenta años, cuyo protagonista sufre un desorden de personalidades. Este no es un dato menor: Moon Knight es una serie con capas, superpoderes y aventuras en el desierto, pero sobre todo es una serie sobre los problemas mentales y cómo representarlos en un universo de ficción

Por lo menos, es lo que se puede ver en el primer capítulo –único disponible, del que habrá aquí moderados spoilers- de un total de seis. La protagoniza el actor Oscar Isaac de una manera brillante (ya hizo de Poe Dameron en Star Wars, de Leto Atreide en la reciente Duna y es menos recordado como el villano de los X-Men Apocalipsis). Interpreta a Steven Grant, un solitario inglés que trabaja en un museo de Londrés (en el gift shop, aunque nos demuestra rápidamente que amaría ser guía y dispone de infinitos datos sobre Egipto antiguo).  Rápidamente vemos que Steven tiene un problema para dormir. O bien para no dormir, porque cuando se duerme despierta en lugares extraños y pierde hasta días enteros. En los primeros minutos del primer capítulo, vemos que se ata a la pared para dormir, entre otras medidas.

Rápidamente, Steven va a aprender que lo suyo no es solo un problema psicológico, aunque la serie juega desde lo fantástico la trabajar sobre esa problemática. El punto es: ¿cómo tratar problemas mentales en una serie de superhéroes? No hay tantos antecedentes de esto (el más claro es la serie Legion, cuyas tres temporadas se encuentran en Netflix aunque también es de Marvel, y que muestra a una persona que es diagnosticada con esquizofrenia y recorre distintos hospitales psiquiátricos para descubrir que tienen poderes mutantes al estilo de los X-Men). En Moon Knight, el estilo que eligió el director egipcio Mohamed Diab consiste en hacernos sentir la angustia del protagonista ante los saltos del tiempo, las “alucinaciones” y las voces que escucha. Hay algo de Memento en esa forma de construir la historia, aunque en esta serie es mucho más liviana y cómica. 

No obstante, no deja de mostrar la falta de empatía de todos los que rodean a una persona que tiene que lidiar con algún trastorno mental: su jefa lo bardea permanentemente, no tiene con quién hablar (al punto de que tiene charlas con una estatua viviente, que no sabemos si es su amigo o si simplemente lo escucha porque no se puede ir), y hay una madre a la que le deja mensajes en el contestador.

Esto retoma la línea de los últimos comics de Moon Knight, que es un personaje que nació originalmente como “el loco de Marvel” cuando apareció en 1975 como parte del trabajo que hicieron Doug Moench y Don Perlin. En verdad, estaban haciendo una suerte de “Batman de Marvel”, pero le agregaron la característica de que era esquizofrénico.  Brian Michael Bendis acentuó en sus comics las múltiples personalidades que ya no eran convocadas, sino que aparecían de forma caótica. Ya se hablaba de un desorden disociativo de identidad en esas historietas que hacían que el personaje fuera disfuncional. Warren Ellis continuó esa línea, al punto de que le hizo decir al personaje: “Tranquilo, soy demasiado psicótico para sentir dolor”.

moon knight

La cuestión de la salud mental en Moon Knight

Pero el punto de quiebre vino con Jeff Lemire en una nueva saga de 2016. Allí jugó a yuxtaponer la trama con escenas de él en un psiquiátrico, que fueron complejizando al personaje. Ese comic buscó romper el binarismo donde los villanos son maniáticos enloquecidos y los héroes son personas “normales”. Le sumó grises y las preocupaciones actuales sobre cómo tratar la salud mental. Buscó mostrar que su condición hace que su mente funcione de forma distinta que la de otros y, por lo tanto, representa un tipo de héroe distinto.

Esos cambios que fueron experimentando los comics de Moon Knight son retomados claramente por la serie, que explora costados desde lo cómico (como una escena de acción donde el protagonista sufre permanentes “apagones” y no sabe cómo es que derrotó a sus adversarios), hasta lo dramático. Una de las escenas más tristes es la de una cita que arregla otra de sus personalidades, y en la que vemos que el personaje se desmorona en su soledad (aparece también allí el problema del doppelgänger: el doble del deseo, que hace lo que él quisiera y no puede).

El primer capítulo también revela al villano, interpretado por un envejecido Ethan Hawke, el líder de un culto egipcio que plantea un argumento que tiende a descolocar al protagonista: si matamos a los criminales antes de que cometan sus crímenes, no hubieran existido Hitler, ni el genocidio armenio, ni Pol Pot. ¿Cómo responder a eso? 

Con un solo capítulo, ya parece una pegada: al estilo de lo que fue Hawkeye como miniserie navideña. Es decir, un argumento no tan grandilocuente como otras historias de Marvel, pero en la que aciertan con las actuaciones, con el ritmo y con el guión. La contra: cero personajes femeninos por ahora (aunque hubo un llamado que indica que no será siempre así). Aún así, es una serie de Marvel que promete. 

  • Moon Knight se estrenó en Disney+ el 30 de marzo y tiene capítulos nuevos todos los miércoles.