Por Werner Pertot

La Wachowski hizo una película muy autoconsciente, irónica y divertida por momentos. Pero nada queda de la original para nuestra nueva era. 

Advertencia: esta reseña contiene spoilers de Matrix Resurrecciones y también de la trilogía original de Matrix, los animés y los videojuegos de Matrix. Si existe una medias con dibujos de Matrix, también hay spoilers sobre ellas. 

En 1999 vino la primera Matrix y golpeó a mi generación en la cara, al punto de que tanto las izquierdas como las derechas tomaron sus diálogos, sus imágenes y su mitología como elementos para explicar su militancia. Hasta Slavoj Zizek escribió un ensayo interesante sobre la ideología en base a la película. Luego en 2003 vinieron dos secuelas decepcionantes, que no produjeron nada de eso y llevaron la historia hacia un final cristiano: Neo se sacrifica por toda la humanidad. Los protagonistas mueren, y fin.

En 2021, se estrenó Matrix Resurrecciones, que literalmente trae a la vida de nuevo a dos de sus protagonistas –Neo y Trinity- para decir algo más sobre los tiempos en los que vivimos: las redes sociales, las fake news, y también sobre todo lo que se dijo sobre la trilogía original. La película ya se estrenó hace algunas semanas en cines y lleva el mismo tiempo en circulando por la web (en breve, HBO Max la subirá de forma legal a su plataforma argenta), así que es tiempo de que ensayemos algunas cuestiones en torno a lo que esa película quiere decir.

Primero que nada: The Matrix original tuvo una gravitación cultural no solo porque la fotografía era buena e innovaba en las técnicas, sino porque nos hablaba de qué es lo real y de que es la ideología, cruzando conceptos lacanianos con tiroteos. «A la Matrix la podes sentir cuando vas a trabajar, cuando pagas tus impuestos, cuando vas a trabajar», dijo Morfeo y me conquistó. ¿Podía una nueva Matrix hacer lo mismo con nuestro presente, darle a las nuevas generaciones un empujón tan fuerte como esa película original? Respuesta corta: no pudo.

Pero hizo otra cosa. La nueva película retoma el entramado de las tres originales y de los Animatrix (animaciones que ampliaban el mundo de Matrix y que se conectaban con videojuegos como Enter the Matrix en un esquema de red que anticipó el Universo Cinemático de Marvel) para comentarlas permanentemente: de hecho, muestran en pantallas dentro de la pantalla muchas partes de las películas originales y vuelven a filmar escenas de la primera con otros actores. Todo dice “meta” en esta película, hiperautoconsciente y mucho más cínica que las originales. 

Para volver al universo Matrix tuvo que levantar las clausuras definitivas que planteó la tercera Matrix Revoluciones: Neo y Trinity mueren, sin lugar a dudas. Y Morfeo, quien queda vivo, murió en un videojuego de rol masivo (MMORPG, por su sigla en inglés) de Matrix, que fue canónico. A los dos primeros, los vuelve a la vida con un galerazo del guión de ciencia ficción. Al tercero, lo cambiaron por un actor más joven.

Pero nada de esto importa, porque apenas comienza la película la directora Lana Wachowski (la otra Wachowski no quiso participar del proyecto) nos da la verdadera razón por la que todo está sucediendo en un diálogo dentro de la película: “Nuestro socios de Warner Brothers nos dijeron que quieren otra Matrix, y que la van a hacer sin sus autores o con ellos”, le suelta su jefe a Neo, que ahora es un diseñador de videojuegos, que hizo una trilogía llamada Matrix (nuevamente ficción en la ficción).

Quienes conozcan la industria delos videojuegos, verán la crítica mordaz a las secuelas y los reboots que “dan plata”, pero lo central acá es la ironía sobre los estudios que siguen reviviendo glorias pasadas (lo vimos hace poco también con una nueva de los cazafantasmas, Ghostbusters Afterlife, que no para de explotar la nostalgia a lo Stranger Things).

No obstante, Whachowski toma este planteo de los grandes estudios y lo usa para decir un par de cosas que se deja de leer sobre la trama relativamente sencilla de Matrix Resurrecciones (Neo y Trinity de vuelta en la Matrix, Neo intenta salvar a Trinity, etc). ¿Qué nos deja la nueva Matrix? Aquí les van algunos apuntes:

Las lecturas sobre la Matrix original, comentadas por la directora

Hay toda una secuencia donde vemos representados a distintos tipos de fans de las películas. Uno que grita: “BULLET TIME, BULLET TIME”, es decir, la clásica escena en la que Neo esquiva las balas en cámara lenta. Es el fan al que solo le quedaron las cuestiones técnicas que sumó la película original. Otro dice una y otra vez que Matrix es buena porque “te jode la cabeza” (“It fucks with your mind”). Es el fan que nunca superó que Matrix es filosofía con piñas. Otros directamente piensan que la nueva película debe ser solo escenas de acción. En la ficción están hablando de crear un nuevo videojuego, pero todo es un comentario meta sobre cómo debería ser esta cuarta Matrix. Y la directora está lista para decepcionarlos a todos: no hace nada de eso. 

Romper con el binarismo

Sabemos que las Wachowski son directoras trans y que hay una lectura trans de su obra: Neo deja de ser “Mr Anderson” y transiciona hacia la forma en la que realmente se ve a si mismo. En esta película, esto se complejiza: tanto Neo como Trinity son vistos de forma diferente a como elles se ven. Todo funciona como una metáfora el amor trans, de la cual hay análisis más detallados del que voy a hacer acá. Pero sí me interesa cómo busca romper con el binarismo. El programa o el videojuego en el que está trabajando Neo se llama “Binario” no por casualidad. Cuando llega a una nueva ciudad humana, Niobe –un personaje tomado de las secuelas- dice que la ciudad original que peleaba contra las máquinas, Zion, era super binaria: el lema era “o las máquinas o los humanos”. Y ella muestra en que podría ser “las máquinas y los humanos”, trabajando juntos. Esto es una ruptura de la concepción binaria de las películas originales. Tiene un antecedente en uno de los Animatrix que tomaba un estilo de animación a lo Aeon Flux: en él, unos humanos convencen a las máquinas de que los ayuden contra las otras máquinas en base a mostrarles que todos tienen la misma “humanidad” (se llama “Matriculated” y lo pueden encontrar en HBO Max, junto con el resto de los Animatrix).

La red pill y las nuevas derechas

Como cuenta Pablo Stefanoni en su reciente libro sobre las nuevas derechas, el concepto de “red pill” fue apropiado por las alt-right en Estados Unidos: “muchachos, redpill me sobre el Obamacare” es una frase común en redes como Reddit y 4Chan o 8Chan. Quiere decir “cuéntenme la verdad sobre esto”. En general, “la verdad” son una serie de teorías conspirativas antisemitas, homofóbicas o todo eso junto. Lana Wachowki no parece estar muy de acuerdo con esa lectura de su película y de hecho, introduce un villano que bien podría haber sido un seguidor de Trump que fue a tomar el capitolio. Se llama el Analista. Si el villano original de las secuelas, el Arquitecto, se manejaba todo con datos y estadísticas, el Analista piensa en las emociones y en la ficción que queremos creer, como se manejan quienes utilizan Fake News. Además, El Analista tiene frases particularmente machirulas, como: La mujeres eran más fáciles de controlar antes”.  Les dice a los protagonistas que van a perder porque “las personas no quieren empoderamiento, quieren el confort del control”. Es cierto que empoderarse y cambiar es incómodo. También que es cómodo comprar las fake news de las derechas. La película intenta pelear contra eso, o bien ponerlo en escena.

El complejo de Trinity

Hace años existe una lectura feminista sobre Trinity –la gran protagonista femenina de Matrix- y otras mujeres en las películas que se denomina “complejo de Trinity”: es cuando aparece una mujer que está mejor capacitada que el protagonista varón, tiene una mejor historia, pero resulta al final un personaje secundario, reducido a un rol de asistente del hombre, o a una ayuda para que él se desarrolle y crezca, mientras la protagonista mujer “fuerte” siempre permanece igual. ¿Por qué no es ella la protagonista?, es la pregunda. Evidentemente, Lana Wachowski leyó algo de esas críticas, porque busca empoderar a Trinity en esta película, en la que descubrimos que ella también es la Elegida, y que Neo no hubiera sido nada sin ella. No obstante, no logra modificar del todo ese rol secundario y subsidiario: la película es sobre Neo, el personaje de Keanu Reeves, y no tanto sobre el de Carrie Ann-Moss.

En síntesis, la nueva Matrix deja algunas lecturas interesantes, algunas discusiones sobre el presente (un personaje olvidable, El Merovingio, también vuelve para plantear el concepto del Aura de Walter Benjamin: dice que la música y el arte predigital eran auténticos y que ahora tenemos “Wikimierda” y “Faceboculo”).  Pero, para lograrlo, debe volverse una parodia de si misma. Un comentario irónico sobre lo que fue. No tiene la innovación de la original, porque ya no puede haber otra Matrix. Y de hecho, Lana Wachowki parece estar de acuerdo: ya dijo que ella no dirigirá más secuelas.