Petit Verdot, está tomando protagonismo. Desconocida por el gran público, esta uva define a grandes vinos de corte. Sin embargo, en los últimos años es la estrella y crece como varietal. Todo sobre una movida que recién comienza y dará que hablar.

Una uva extraña, de la que hay un centenar de hectáreas plantadas en la Argentina y que en el mundo es conocida por su capacidad para hacer tensos a otros tintos con solo una pizca en un corte. Para eso la cultivan en Burdeos desde el medioevo y para eso, también, fue llevada a cada rincón del mundo. Petit, porque sus granos son pequeños. Verdot, porque en Francia rara vez madura bien, por lo que ofrece un carácter herbal y mentolado, que le valió el apellido varietal.

Sin embargo, algo nuevo pasa con el viejo Petit Verdot. En las últimas décadas –como sucedió con el Cabernet Franc– salió de su microcosmos francés y ganó terreno en otras latitudes. En Mendoza, por ejemplo, donde el clima más cálido y los otoños largos le permiten llegar a una madurez óptima. Y así, desde 1989 cuando se importaron los primeros clones, fue ganando terreno y fama. Tanto, que a la fecha hay una treintena de ejemplares varietales en el mercado, de los cuales cinco fueron lanzados en los últimos meses, e incluso tiene un grupo de seguidores cuyo máximo exponente es la Logia Petit Verdot, que nació como blog y acaba de organizar su primera cata a ciegas de Verdot para consumidores. Todo este nuevo barullo con dicha cepa se explica por un puñado de razones.

Primero, que los enólogos, cansados de hacer siempre los mismos vinos, se lanzaron a explorar otros horizontes. Así, en el mismo tren del Cabernet Franc entra el Petit Verdot. Desde el recordado ejemplar de Los Escasos, lanzado por Alta Vista a comienzos de la década pasada, hasta la profusión de etiquetas actual, pasaron muchos ensayos. Segundo, porque en veintitantos años se comprendió cómo y dónde hay que cultivarlo para que dé lo mejor de sí. Y tercero, porque existe entre el público formado una demanda creciente de vinos curiosos que desafíen al paladar y, por su rareza, el Petit Verdot tiene todas las de ganar.

VERDOT LOCAL
La particularidad de esta uva es que da tintos de mucho color y que su sabor es particular y un tanto extraño. Tiene un trazo mentolado y vegetal, incluso en las uvas maduas. Además ofrece una elevada acidez, que se traduce en una tensión y tirantez marcada.

Pero no termina ahí su singularidad.  Luego de probar sus vinos no hay vuelta atrás, el Verdot es una propuesta inentendible y única.

Entonces, como en el mundo blends famosísimos lo llevan en un 1 a 5% -como Château Pichon Lalande en Médoc o Château Palmer en Margaux-, en nuestro mercado lo emplean en forma creciente tintos como Mendel Unus, Cheval des Andes, Gran Enemigo y Finca Los Nobles Field Blend, por mencionar algunos de nuestros top.

Con todo, la movida actual es varietal. Solo en el último año aparecieron algunos ejemplares que vienen a certificar el ascenso del Petit Verdot a joven promesa del mercado experto. Te contamos cuáles probar para no quedarte afuera.

Fond De Cave Petit Verdot (2010, $112). Fue uno de los primeros varietales que llegaron al mercado en la década pasada. Ofrece un perfil aromático que pica entre las especias y los bálsamos, con un trazo de mentol evidente, fruta roja madura y pimientos.

Ruca Malen Petit Verdot (2012, $116). Bodega Ruca Malen emplea uvas de Agrelo y de Valle de Uco (70-30% respectivamente) para darle vida a este tinto que hoy está entre los clásicos de la casa. Con la enología del experimentado Pablo Cúneo, proponen un tinto de alta intensidad colorante, con aromas frutales y especiados, también vegetales, y un paladar potente, delgado y fresco, que le confiere un paso jugoso. Un excelente Verdot tanto para paladares formados como no conocedores.

Doña Silvina Single Vineyard Reserva Petit Verdot (2012, $160). Producido con uvas orgánicas cultivadas en Maipú, Mendoza, y elaborado con la enología del griego Panos Zouboulis, este ejemplar ofrece intensidad aromática, con trazos vegetales y expectorantes. Aromas que en boca subrayan la frescura, mientras el cuerpo delgado y tenso del vino se sostienen con taninos activos. Para los amantes de la intensidad, este será un tinto favorito.

Terrazas Barrel Select Petit Verdot (2011, $170). Terrazas de los Andes cultiva Petit Verdot en Vistalba, Luján de Cuyo, como una variedad para cortar sus vinos de alta gama, fiel a su espíritu francés. Sin embargo, de la cosecha 2011 decidieron separar algunas barricas para embotellarlas como vino de edición limitada. Y lo que consiguieron fue tener un bólido de alta expresión aromática, paladar delgado y de buen nervio, con un enorme after taste largamente disfrutable. Fue lanzado en agosto y es parte del pelotón de los nuevos.

Tomero Reserva Petit Verdot (2012, $175). En el Alto Valle de Uco, bodega Vistalba tiene una finca llamada Los Álamos. De ahí proviene la uva para este varietal elaborado por el joven enólogo Alejandro Cánovas. Se distingue por su trazo mentolado y frutal, que recuerda con gracia a las pastillas para la tos. Al paladar es potente, levemente tánico y con una acidez elevada que le confiere un carácter lineal. Es el upgrade perfecto para quienes ya descubrieron que les gusta el Verdot, pero será demasiado para un paladar nuevo.

Viña Vida Gran Reserva Petit Verdot (2011, $235). Oscar Marcovechio fue un reconocido publicista que eligió como retiro trabajar en el vino. Y empleando uva de Vista Flores elabora este Verdot de manual, en cuanto a que propone una aromática diáfana y refrescante, buen cuerpo y alta frescura, con un final largo en donde la acidez juega un papel clave. Como dato extra, este Verdot está entre los favoritos de la prensa extranjera, con el británico Tim Atkin a la cabeza.

Finca Decero Mini Ediciones Petit Verdot (2011, $250). Si algo hay que reconocerle a la bodega de Decero es que desde el primero momento –de cero, habría que decir– apostaron por el Verdot. Así, lo hemos probado desde la vendimia 2006, cuando lo elaboraron por primera vez. Sin zozobras, este varietal se consagra como un must para los bebedores que buscan un tinto nuevo: potente y con acidez elevada, de una aromática mentolada evidente. Es el ABC de lo que se puede esperar de un Petit Verdot en nuestro mercado.

 

Finca La Anita Petit Verdot (2011, $259). La emblemática bodega de Manuel Mas, que trabaja con uvas de Agrelo únicamente, lanzó al mercado su primer Petit Verdot con la cosecha 2005. Es, por así decirlo, de los veteranos en la góndola. Aromáticamente intenso y vegetal, también ofrece un cuidado costado frutal, que en boca el paladar agradece en el after taste apenas mentolado. En plena vigencia, ya es un clásico de la góndola Verdot.

 

Casarena Lauren’s Vineyard Petit Verdot (2011, $270). Otro de los recién llegados. De su viñedo en Agrelo, Luján de Cuyo, este Single Vineyard fue lanzado al mercado a mediados de este año. Se distingue por su paladar suelto, con taninos moderados y buena frescura. Si el precio no fuera tan elevado sería una perfecta puerta de ingreso al varietal. Para darse un gusto caro, sin dudas abre el camino.

Atilio Avena Gran Barlet Petit Verdot (2011, $300). Este ejemplar elaborado con uvas de Vistalba, Luján de Cuyo, acaba de salir a la venta. Como sucede con muchos Verdots, es el fruto de un ensayo: buscando tener un detalle para algún corte, Santiago Palero, enólogo de Atilio Avena, dio con esta joya de aromas abiertos, mentolados y alta frescura, que deja templado a nervio el paladar. Potente, es un buen ejemplar al cual llegar y no del cual partir en el conocimiento del varietal.