En el Vaticano, específicamente en la Casa Santa Marta, corren jornadas decisivas mientras los cardenales definen quién será el nuevo Papa tras el fallecimiento de Francisco. En su estadía, los principales referentes de la iglesia Católica mantienen costumbres sin demasiados lujos y se adaptan a una alimentación sobria, anclada en las tradiciones italianas.

El menú que se ofrece durante el cónclave es todo lo contrario a los banquetes fastuosos que se podrían imaginar para un evento de tal magnitud. Pastas frescas, un símbolo de la cultura local, y carnes blancas, son las principales opciones.

La comida durante el cónclave es preparada por el personal de la Casa Santa Marta. Además, religiosas y laicas que forman parte del equipo del Vaticano pueden colaborar en la cocina y el servicio, siempre en un entorno discreto y respetuoso del secretismo que rodea todo el proceso. 

Las comidas se sirven en el comedor de la Casa Santa Marta, un lugar que también sirve como espacio de reflexión y diálogo entre los cardenales. Todo el proceso se realiza sin contacto con el exterior y el ritmo de las comidas está marcado por el horario de las votaciones y las celebraciones litúrgicas que marcan el día.

Los principales platos dirigidos a los cardenales que integran el cónclave son:

  • Pastas frescas, el alma de la cocina italiana.
  • Carnes blancas como pollo o pavo, que ofrecen un toque de ligereza sin renunciar al sabor.
  • Sopas, perfectas para nutrir cuerpo y alma.
  • Arroz y ensaladas frescas, acompañamientos clásicos que equilibran la comida.
  • Frutas frescas de temporada, para un toque natural y ligero en cada comida.