Desde 1930, La Academia es un ícono entre los bares y billares del centro, ubicado sobre la avenida Callao, casi Corrientes. Los años pasan y la historia cambia de generación en generación, tal es así que ahora está al frente de la mítica pizzeria Ignacio López, bartender con menos de treinta años y tercero en portar el apellido, detrás de la barra generosa, renovando las especialidades de la carta.
Como antes, hay jóvenes grupos de jugadores detrás de la bola 8, que ahora en lugar de whisky piden Negroni, y Aires Bitt, el nuevo trago de la casa. O se chupan los dedos frente a las Rabas con Cerveza, la Pizza casera, y el nuevo y siempre vigente clásico: Gran Bife de Chorizo con Papas Fritas.
En 1965 el significado emotivo de La Academia lo empezó a preservar Luis López López, un español enamorado de la ciudad, que mantuvo intacto el lugar, abierto día y noche con su espíritu cordial y sus impecables mesas de billar. Después fue el turno de su hijo Roberto López, que le sumó sala de ajedrez y juegos de mesa, productos caseros y la ya célebre Picada La Academia.
Ignacio López es ahora el heredero de este mito urbano porteño, declarado Bar Notable por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Es él quien toma el desafío y vuelve lustrosos los caminos que llevan a esta Academia renovada: pisos, iluminación y un gran mural gigante con escenas urbanas, realizado por la artista Claudia Burzuk y su equipo.
Al mediodía, salen desde milanesas hasta canelones, pasando por un delicioso filet de merluza a la romana, costillitas de cerdo así también como una gran variedad de ensaladas. Para el postre: flan casero, Vigilante o panqueques.
A la tarde, nada se compara con un jarrito de café con torta del día: chocolates, hojaldres y cremas desbordantes, o Sándwiches Veggies o de Atún. Y después, la noche es eterna y joven como desde 1930, cuando intelectuales y estudiantes debatían en su salón. Ahora, actores, deportistas, rockers y famosos deambulan por las mesas, como uno más, para volver a jugar al pool y al billar con un novedoso Baileys casero, preparado con receta artesanal del propio Ignacio López.
Un clásico que le hace frente a la modernidad y adapta su carta al paladar contemporáneo.