La cocina judía es una de las más antiguas del mundo y se destaca por su variedad de platos hechos a partir de recetas que pasan de generación en generación. Conocé sus particularidades.

Argentina cuenta con la mayor comunidad judía de Latinoamérica y la séptima más grande del mundo luego de Israel. La cocina judía es una de las más antiguas del mundo y se destaca por su variedad de platos hechos a partir de recetas que pasan de generación en generación. A grandes rasgos, esta gastronomía tan sabrosa y que en los últimos años se ha puesto muy de moda en nuestro país, se divide en dos tipos: la cocina ashkenazí (originaria de Rusia y otros países de Europa del Este) y la sefaradí (de la zona de Medio Oriente y la península ibérica).

La cocina sefaradí se caracteriza por platos cárnicos, especiados y con mucha presencia de frutos secos mientras que la ashkenazí es un poco más austera en cuanto a la materia prima: papa, cebolla, masas y pescados son sus pilares fundamentales. Así, una mesa sefaradí ofrece platos deliciosos como los tradicionales Kippes (típicos de la zona de Medio Orientes), Bamia (chauchas turcas que se cocinan en salsa de tomate) o Arroz Colorado, entre otros.

La mesa ashkenazí, por su parte, ofrece creaciones como los Knishes, Varenikes y Guefilte Fish. Un plato que comparten ambas corrientes es el pastrón, que se prepara con tapa de asado deshidratada en salmuera, marinada con hierbas y especias y se cocina, se ahúma y se come. En Buenos Aires hay varios exponentes para conocer esta cocina abundante y sabrosa.