Muchas personas acostumbran a tomar una taza de té o café después de comer con el objetivo de hacer la digestión, extender el momento de la mesa familiar o simplemente por gusto. Sin embargo, ¿se trata o no de una buena costumbre?
La costumbre de tomar una taza de té o café después de las comidas es un hábito al que estamos acostumbrados y que sin embargo puede resultar perjudicial para la salud. Es que la presencia de cafeína en el café y de los taninos en el té puede reducir la cantidad de hierro y zinc que absorbe nuestro cuerpo con los alimentos ingeridos previamente.
Tanto el hierro como el zinc son minerales muy importantes para nuestro metabolismo. El hierro interviene en el mantenimiento de niveles adecuados de hemoglobina, en tanto el zinc es fundamental para un buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Después del agua, el té es la bebida más popular del mundo. Pero no todos los tés son iguales, existen diversas categorías de esta bebida, que se diferencian esencialmente en su grado de oxidación. Por ejemplo, el té negro se oxida rápidamente, mientras que el verde no se oxida casi nada.
Pero no todo está perdido, algunas infusiones como el Rooibos, más conocido como té rojo y obtenido de las hojas de un arbusto nativo de Sudáfrica, en realidad es más una tisana que un té. No contiene ni cafeína ni taninos y puede ser un excelente sustituto del café o el té verdadero.
Ahora bien, ¿qué son los taninos? Son poliphenoles de origen vegetal que juegan un importante papel en el metabolismo humano al inhibir el desarrollo de placas dentales, pero en niveles por encima de lo normal, pueden tornarse perjudiciales dado que obstaculizan la absorción de zinc, hierro y calcio presentes en las proteínas de los alimentos que ingerimos.
Por otra parte, la cafeína presente en el café disminuye la cantidad de minerales de manganeso, zinc, cobre, magnesio, vitamina A y algunas del complejo B que absorbe el organismo de los alimentos. Según un estudio realizado en 2002 en la Universidad de Tufts, en Massachusets, Estados Unidos, tomar café hasta una hora después de las comidas puede reducir la absorción de minerales hasta en un 87 por ciento.
Existen ventajas y desventajas de ésta costumbre ampliamente extendida en la población, pero si no queremos desprendernos de ésta y gozar del efecto antioxidante de éstas bebidas sin interferir en la absorción de hierro, debemos consumir la taza de té o café unas dos horas después de la comida.