La cena más cara del mundo vale dos millones de dólares y es considerada como una de las experiencias más lujosas y exclusivas. Bajo el nombre World of Diamons, la organización con sede oficial en Rusia, tiene presencia también en los cinco continentes.
La experiencia consta de una «cita» de ocho horas que incluye: travesía por tierra, mar y aire, una cena en la exótica en Indonesia en uno de los más exclusivos restaurantes del país y al finalizar se entrega un diamante de dos quilates único en el mundo, informó Infobae.
Sólo dos personas pudieron disfrutar de esta cena, ya que es única, y trascendió que la misma comenzó con un vuelo en helicóptero de 45 minutos sobre Singapur, al aterrizar los esperaba un Rolls-Royce que los llevó por toda la ciudad para terminar en un lujoso crucero privado que llevó a la pareja hasta uno de los mejores restaurantes del mundo llamado Ce La Vi.
Unas 10.000 rosas adornaron la cena, junto con la vajilla que incluía cubiertos con diamantes incrustados y los nombres grabados. Los comensales pudieron disfrutar de 18 platos de comida asiática mientras podían observar el atardecer acompañados de una banda de música clásica.
El menú incluyó langostinos de Nueva Zelanda, ostras con champán y caviar son solo alguno de los platos maridados que desgustaron. Para acompañar esta velada también disfrutaron de los mejores vinos.
Al llegar la medianoche, con música y fuegos artificiales para despedir la original y lujosa velada, se le hizo entrega a uno de los comensales, un anillo de diamantes único en el mundo.
La cena tiene un precio muy elevado, no solo por la increíble experiencia que proponen sino que también el diamante azul de 2.08 quilates insertados en oro rosa y con motivos florales, costaría más que eso.
El elegido para realizar la experiencia no fue por azar, sino que se eligió por consenso entre el grupo de la organización y el exclusivo restaurante en función de una serie de características, como el status ya que muchos de los que eligen realizar esta experiencia son de la realeza.
