La esencia del mate es compartir. Su preparación seguramente variará según la zona. Algunos le agregarán hierbas otros necesitarán calentar un poquito más el agua pero lo cierto es que es la bebida que más se toma en el país y que hay algunas cuestiones básicas que podemos manejar para prepararnos un rico mate esta tarde.

La primera sommelier del mundo especializada en yerba mate es Valeria Trapaga, quien se capacitó en Establecimiento Las Marías. Ella nos propone, en un diálogo con el diario Clarín, que primero hay que «mirar la yerba, ya que los cuatro elementos que la componen (palo, hoja fina, hoja gruesa, polvo de hoja) deben estar balanceados, deben tener un equilibrio entre la hoja grande y la hoja chica“.

De este modo debemos prestar atención a los colores. Tiene que ser verde claro con tonalidades amarillentas; las hojas deben exhibir un aspecto limpio y parejo en su color y formas, y los palos tienen que presentarse lo más enteros posibles. En el caso del clásico polvillo, debe desprenderse fácilmente de la palma de la mano.

Por supuesto que el olfato también es central, debemos sentir aroma a hierba seca con leve dejo a tostado y en cuanto al oído, al tomar un puñado de yerba y presionarlo, debe sentirse el crujido.

 

¿Cómo cebar un buen mate?

Primero tenés que llenar las tres cuartas partes del mate, cubrir la boca con la mano y agitarlo hacia abajo. El objetivo es equilibrar los componentes y, al volver el mate hacia arriba, que la yerba quede a 45°. Humedecemos la yerba con el agua, en esa pequeña cavidad al costado del mate, esperamos que absorba, volvemos a poner agua y recién ahí la bombilla.

Un tip clásico pero que nunca está de más: el agua no debe hervir. La temperatura no debería superar los 85°, siendo 75° el ideal.