Luego de años de construir un vínculo con el público a través de las redes y la comunicación gastronómica, Karina Gao da un gran paso y abre las puertas de GĀO Restó, su primer restaurante. Ubicado en el Bajo Belgrano (Cazadores 1911), este nuevo espacio propone una experiencia de cocina china genuina, contada desde las raíces familiares y pensada para conectar con el paladar argentino.
El proyecto nace como un sueño cuando Gao, economista de formación y especialista en emprendedurismo, imaginaba una cadena de restaurantes chinos con identidad propia. Hoy ese deseo se materializa en un restaurante cálido y contemporáneo, donde cada ítem está pensado para contar una historia: desde la ambientación, que fusiona colores y símbolos de China, Francia y Argentina, hasta el menú, basado en recetas típicas y sabores reales, pero adaptados con sensibilidad al gusto local.
La carta de GĀO Restó recorre distintas regiones de China, con recetas tradicionales y otros más accesibles y pensadas para todos los públicos. Entre las entradas, se destacan el Chūnjuǎn 中式春卷, arrolladito primavera al vapor que sale tal cual como lo suelen comer los chinos, con masa al vapor y arrollado en el momento; también las Zhēnzhū wánzi, albóndigas perladas de cerdo y langostinos servidas al vapor; los clásicos Jiān jiǎo, raviolitos de cerdo dorados a la plancha, y la Mìzhī chāshāo, bondiola laqueada con miel, una especialidad que combina dulzor y umami con técnica precisa. También hay una sección veggie con alternativas como el Tángcù huācài Coliflor agridulce, la Yúxiāng qiézibǎo —cazuela de berenjenas— o las Gānchǎo dòujiǎo, chauchas salteadas con sabores intensos y sabrosos.

Para quienes buscan opciones con hidratos, los fideos ocupan un lugar central: Bànmiàn, con brotes, salsa de maní y aceite de cebolla; Niúròu chǎomiàn, salteados con ternera; Zhàjiàng miàn, con estofado de cerdo, o el reconfortante Hóngshāo niúròumiàn, una variante de ramen con costillar de asado del centro estofada al estilo chino. Las proteínas, por su parte, se presentan en preparaciones como las Baby Ribs, plato heredado de su madre, el Sān bēijī (pollo a los tres aromas), el Gōngbǎo jīdīng (pollo al Gongbao) o el Háoyóu niúròu (ternera con salsa de ostras y verduras), junto con alternativas veganas como el Sù mápódòufu, una versión vegetal del clásico mapo tofu.
Los postres cierran con propuestas originales y visualmente impactantes. El Shíjǐn pàobīng, un helado chino para compartir, ya se convirtió en uno de los más pedidos y se suman opciones como el tiramisú de matcha, la Zhīma nǎiyóu bùlěi (crème brûlée de sésamo) y los Qiǎokèlì fúdài, bolsitas de la fortuna rellenas de chocolate. Las bebidas incluyen limonadas, pomeladas, tés fríos y calientes, gaseosas, agua y café de especialidad.