¿Quién no ha soñado con recorrer las verdes colinas de la Toscana, degustando en cada parada un poco de vino, un buen plato de pastas o alguna delicia de la pasticceria local?
Lo cierto es que esta región, ubicada en el corazón de Italia, es excepcional; ciudades medievales, viñedos eternos, olivares y las mejores vistas panorámicas. Una combinación de experiencias que sumada a la excelente gastronomía local, hacen de este un destino perfecto. Si estás planeando una visita, estos son algunos de los imperdibles:
TRUFAS
Se trata de uno de los alimentos más lujosos del mundo. Son hongos que crecen en las raíces de los árboles (principalmente robles, pinos, sauces y álamos) y pueden llegar a costar entre 4000 y 7000 euros el kilo. Existen muchas variedades, pero sólo cuatro son comestibles: la blanca, la negra de verano, la negra de invierno y el marzuolo. En lo que respecta a la exclusiva trufa blanca, solo se consigue en Italia, en Alba y en la Toscana por lo que cualquiera que visite dichos lugares no podrá evadir el maravilloso y delicioso aroma que seguro permanecerá en el recuerdo. Probarlo en algún plato típica de la zona es una experiencia que vale la pena y afortunadamente, hay opciones para todos los bolsillos.
BISTECCA ALLA FIORENTINA
Es cierto que si el turista procede de tierras argentinas le costará asombrarse por el nivel de la carne de este lugar pero ciertamente, la Bistecca alla Fiorentina es uno de los platos insignia de la Toscana que hay que probar. Tal como su nombre lo indica, se trata de un «bistec» de buey o ternera, obtenido del corte del lomo con su característico hueso en forma de T. Son bifes de gran peso y grosor que se cocinan en la parrilla vuelta y vuelta, y se completa con sal y pimienta una vez fuera del fuego. Se trata de un plato característico de la zona y cada vez son más los establecimientos gastronómicos que utilizan la técnica del «dry-aged» para potenciar el sabor, por lo que no es de extrañar ver heladeras vidriadas con grandes pedazos añejándose frente a la vista de turistas y locales en más de un restaurante.
VINO TOSCANO
La Toscana es tierra de vinos. La postal que se divisa al deslizarse por sus verdes colinas es la de cientos de viñedos apostados en las laderas. Alli el vino es religión. No solo se produce, también se respira y se comparte con entusiasmo y devoción. El vino italiano producido en la Toscana, es uno de los más prestigiosos y reconocidos del mundo. Los más populares tal vez son las variedades Chianti, Brunello di Montalcino y Vino Nobile di Montepulciano. Cada una se caracteriza por el juego y la combinación de distintos cepajes pero todos comparten una cualidad: se elaboran principalmente con uva Sangiovese, característica del lugar. La Toscana también es conocida por el Vin Santo, un vino dulce producido con diversas uvas de la región.
Si visita este rincón privilegiado del mundo, no se vaya sin probar una copa de alguno de estos vinos legendarios con un rico plato de pastas
QUESO PECORINO
El Pecorino es una variedad italiana de queso curado elaborado a partir de leche de oveja. Existen cinco variedades de este y todas ostentan el título de Denominación de Origen Protegida por la Unión Europea. Si bien el Pecorino Romano es el más famoso y reconocido a nivel mundial, el Pecorino Toscano es un queso excepcional. Se trata de un queso más pequeño que los demás, que madura más rápido que otros quesos pecorinos. En la tradición toscana, se conserva inmerso en aceite de oliva virgen extra junto con especias y hojas de laurel. Esto no solo mantiene su grado de envejecimiento sino que gracias al aceite resalta sus cualidades gustativas.
PANFORTE
Del italiano «pan fuerte», este postre es un dulce tradicional de Siena que, si bien cuenta con múltiples variantes, su versión original lleva fruta y frutos secos. También conocido como «pastel de Siena»,el panforte está hecho con frutos secos, frutas deshidratadas y una generosa cantidad de especias como cardamomo, canela, nuez moscada y clavo. Todos los ingredientes se combinan con un almibar, generalmente hecho con manteca, azúcar y miel, y el panforta se espolvorea con azúcar en polvo. Los locales suenen comer el panforte con café o vino dulce (el “Vin Santo” de la zona), al momento del postre.