El chocolate es un alimento milenario que hoy es posible conseguir en cualquier kiosco, feria o mercado. Sin embargo, no todas estas delicias de cacao están al alcance del bolsillo de cualquier mortal, hay algunos considerados DE LUJO. Hacemos un recorrido por los 5 chocolates más caros del mundo:
La lista está encabezada por Godiva, chocolate belga que data de 1926. Ponderado por su cuidadosa selección de materias primas y su packaging de lujo, este chocolate es de los más valorados en el mundo. Otra de las marcas preferidas para los golosos es la de los chocolates de Pierre Marcolini, uno de los maestros chocolateros más importantes del mundo y también de origen belga. Cada creación es única y asombrosa por su mezcla de sabores, texturas y formas. No es de extrañar que sus bombones cuesten alrededor de 200 euros el kilo.
Por lo que se puede ver, Bélgica es puntero indiscutido en el ránking de los mejores chocolates. La marca Leonidas se remonta a 1910, pero la imagen de marca, tal y como la conocemos hoy no se decidió hasta 1935. Frescura y calidad son los sellos de garantía de estos chocolates en los que se usan ingredientes de alta calidad y métodos artesanales en su elaboración. Leonidas tiene más de 1400 tiendas en todo el mundo y vende más de 100 tipos distintos de chocolate belga.
El chocolate Valrhona también se ubica en la lista de los chocolates de lujo más caros del mundo. Fundado en 1922 por Albéric Guironnet, su nombre proviene de del pueblo natal de su creador, el Valle del Ródano, en francés vallée du Rhône. La búsqueda de los mejores productores de cacao y la gestión de nuevas plantaciones con especies raras del mismo son los secretos de esta marca.
El último de la lista es el chocolate Richart. Su nacimiento se da en 1925 en Lyon, Francia. Luego de años de tradición, es a partir de los 80 cuando el nieto del fundador propone mezclar sabores, esencias y texturas y hacer combinaciones tan asombrosas como chocolate con aceite de oliva. Calidad sin igual para estos chocolates que, además, se presentan con un orden en su empaque: los bombones se degustan tal y como vienen ordenados, de modo que primero se degusta el más suave para acabar con el que tiene más fuerza y sabor.