La Biofach de Nuremberg (Alemania), la mayor feria europea sobre producción ecológica ha distinguido al jamón más caro del mundo como el «mejor producto». Se trata de un jamón de Huelva, reconocido por su textura, aroma y sabor singulares y distinguibles. Elaborado en la Sierra de Huelva en condiciones microclimáticas únicas procedente de cerdo de raza ibérica criado en libertad dentro de la dehesa y alimentados con bellotas y pastos naturales.
El artífice de esta premiada exquisitez es el catalán Eduardo Donato, que ha conseguido con su jamón, de los que únicamente vende 80 al año, salvar una variedad de cerdo única en el mundo: el Manchado de Jabugo ibérico puro, del que solo quedan poco más de un centenar de ejemplares y está en peligro de extinción. Donato, de 67 años, reniega del calificativo de producir el jamón más caro –se vende a 4.100 euros la unidad-. Prefiere que lo consideren el más valioso porque lo que llega al paladar del consumidor.
El Manchado de Jabugo es un cerdo ibérico puro que sucumbió a la peste porcina y a la industrialización del sector. Solo los pequeños ganaderos conservaban ejemplares para consumo propio y vendían los de variedades más conocidas, de los que en la actualidad existen en las dehesas inscritas en la denominación de origen Jamón de Huelva 22.559 ejemplares.
Las razones de los ganaderos para relegar al Manchado de Jabugo eran que se trata de una variedad de crecimiento lento, menos prolífico y, en ocasiones, las patas carecen del pigmento negro en las pezuñas que se han convertido en marca del jamón ibérico.
Estos ejemplares de Manchado de Jabugo con crianza estrictamente ecológica (viven en libertad entre arroyos, cascadas y encinares, no se le suministra sustancia química artificial alguna y solo come las bellotas de las encinas y la hierba del campo) tardan unos tres años en alcanzar el peso medio de comercialización. Sus congéneres están listos entre los 14 y los 18 meses y pocos criadores están dispuestos a esperar más para rentabilizar la inversión.
Además, el exclusivo jamón llega a tardar hasta seis años en curarse en bodega. De esta forma, desde que nace el lechón hasta que se vende su pata, pasa casi una década durante la que solo ocasiona gastos y, en el caso de Donato, placer. El criador suele sentarse junto a la cascada a ver cómo se bañan sus animales.
Porque este singular exconstructor metido a ganadero es un enamorado de su oficio, que ha aprendido de los vecinos de Cortegana, una pequeña población de 4.000 habitantes enclavada en la reserva de la biosfera Sierra de Aracena y Picos de Aroche.