Fotografías, recetas e historias. Bajo esta trinidad se conforma el flamante libro “Sabores de Tierra del Fuego”, obra del fotógrafo Gustavo Groh y Álvaro Navarro, autor especializado en gastronomía.

“Casi aislados en amplias extensiones naturales alejadas de centros urbanos – un campo, una estancia, un río-, los pescadores, recolectores, agricultores y ganaderos del norte y del sur de la provincia nos revelan en estas páginas un secreto compartido: que la nobleza de un producto está en su dedicación”, anuncian las primera páginas que asimismo, detallan: “Los protagonistas son sus moradores y alimentos, pero también las tecnologías con la que sus productores dan forma a un trabajo artesanal que tiene como escenario los inmensos paisajes patagónicos del sur”.

Gustavo Groh (1971), fotógrafo, y Álvaro Navarro (1940-2016), autor especializado en gastronomía, desarman con el justo equilibrio la cadena de manos que hacen a los sabores fueguinos con identidad propia en el mundo entero. Los autores muestran, por ejemplo, cómo la sapiencia de un pescador sobre una balsa rudimentaria en el Puerto Almanza -en el canal Beagle- se transforma en el arte culinario de un plato de mejillones a la provenzal con firma del chef francés Emmanuel Herbin.

En una isla donde las condiciones se vuelven un poco ásperas para los productores, Groh y Navarro procuran, como curiosos documentalistas, dejar testimonio de sus protagonistas que son quienes hacen a la riqueza de su naturaleza y a la generosidad de sus sabores. Y a través de ellos, aportan a la memoria de un territorio genuino e imponente por sus propias características pero también, y sobre todo, por la entrega de su gente.

El instante en el que una mujer recolecta frutos silvestres de Calafate en un campo donde sólo asoman arbustos silvestres; la escena de una familia productora de queso de oveja al sudoeste de Río Grande en pleno proceso de elaboración de sus piezas; o la imagen de un buzo recolector de caracoles, erizos y almejas, acompasan la cadencia de este libro de autor que posa su mirada en biografías de personas que eligieron como forma de vida la producción mano a mano con la naturaleza.

Sobre las infinitas cualidades de Tierra del Fuego, para Groh es “interesante el vínculo de la actividad y la geografía, es un lugar muy bien conectado con una oferta de posibilidades para acceder a conocer ‘el fin del mundo’, a tener esa sensación de lo extremo, la interesante historia que hay sobre este lugar, de las grandes epopeyas náuticas, descubrimientos”.