Cinzano le rindió tributo a la pesca en el Puerto de Mar del Plata. La presentación del documental se realizó en un típico astillero intervenido por el artista Alan Berrys, quien recreó un ambiente portuario rodeado por redes, boyas, y canastas de pescas que exaltaron el espíritu de este noble oficio.

Al igual que la carne, el pescado es mucho más que un recurso económico de las costas marítimas o del litoral fluvial. Existen decenas de miles de personas que no sólo consumen mucho más pescado que el promedio, sino que además le dedican su vida a este oficio forma parte de la cultura popular argentina, como el vermut.

La tradición pesquera pasa de padres a hijos. Generaciones enteras de hombres y mujeres viven del trabajo en la pesca, el fileteado y la elaboración de subproductos que consumen día tras día.  Los pueblos pesqueros generan postales maravillosas de pequeños botes con sus redes y sus cañas, de mediodías frente al río acompañados por un vermut y una picada, o de atardeceres en el Puerto de Mar del Plata con cornalitos fríos, el sifón de soda y un Cinzano.

El vermut es parte de la historia y del presente de la ciudad de Mar del Plata, con el famoso espigón de Cinzano que figura en miles de fotos de vacaciones familiares.

De esa ciudad también son emblema las lanchitas amarillas que se ven en su puerto, y cuentan con una historia de más un siglo de vida relacionada a los inmigrantes llegados de España e Italia. Estas típicas embarcaciones salen y vuelven en el día con una tripulación que va de tres y a ocho tripulantes a pescar, sobre todo, anchoíta, caballa, pescadilla, cornalitos y corvinas.

En el lado opuesto de los grandes buques de factoría, los pescadores artesanales de aguas fluviales, recorren en sus lanchas, gomones, piraguas y canoas, con tres o cuatro personas a bordo, las costas de sus pueblos (desde Santa Clara del Mar a Bahía Blanca, de Puerto Madryn a Ushuaia, de Santa Fe a San Pedro Pescador, en la provincia de Chaco) en la búsqueda de subsistir manteniendo sus costumbres, tradiciones y culturas.

La pesca artesanal, provee a los mejores restaurantes de la costa de corvinas fresquísimas y cuidadas al extremo, bogas y dorados del río marrón y tumultuoso, que atraviesa el litoral. Ya sea que los hagan a la parrilla, fritos, a la plancha, o crudos, en todos los casos se les siente el sabor a mar y a río. Con una generosa rodaja de limón y un vaso con vermut, soda y hielo… ¿Qué más se puede pedir?

Mira el documental: