Esta tendencia consiste en una dieta basada en vegetales, pero sin renunciar del todo a la carne. Una propuesta alternativa, ideada por jóvenes que rondan los 30 y buscan cuidar tanto a la salud como al medio ambiente.

En los últimos años, cada vez más personas a lo largo de todo el mundo se volcaron hacia alimentaciones vegetarianas y/o veganas. Ambas corrientes alimenticias prescinden del consumo de carne basándose en una consciencia ecológica. Sin embargo, aún hay muchas personas que, aunque poseen la misma consciencia, gustan de alimentos cárnicos.

Es por eso que ahora la alimentación libre de carne ha mutado hacia algo más flexible e inclusive, dando a cada individuo la oportunidad de elegir comidas saludables y sustentables, sin renunciar a la carne por completo. Se trata de la dieta «flexitariana».

Mientras que un poco más de 7 millones de estadounidenses son vegetarianos, los flexitarianos ya suman casi 23 millones, es decir que comen una dieta vegetariana, pero de vez en cuando disfrutan de un plato con carne. Este vegetarianismo «part-time» tiene un atractivo más amplio debido a que ayuda a equilibrar los antojos de alimentos con la salud y la sustentabilidad global.

No existen reglas para el flexitarianismo y de eso se trata su principal atractivo. La idea básica es comer muchas verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y semillas, al tiempo que se reducen el consumo de alimentos de origen animal, tales como: carne, aves de corral y productos lácteos. Los beneficios ambientales no son tan pronunciados como sucede con las dietas vegetarianas estrictas, pero ya es mérito suficiente reducir el consumo a un mínimo.

Un estudio reciente publicado en la revista médica PLOS Medicine descubrió que aunque una dieta vegetariana estricta puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 34 por ciento, una dieta flexitariana se asocia con una reducción del riesgo del 20 por ciento. Otras investigaciones demuestran que una dieta flexitariana puede ayudar a reducir los niveles de colesterol y de triglicéridos, así como el riesgo de tener sobrepeso u obesidad. En pocas palabras: no es necesario eliminar la carne por completo para cosechar muchos de los beneficios de una dieta vegetariana. La mezcla de las ventajas ambientales y de salud personal son el gran impulsor del movimiento flexitariano.