Un fotógrafo brasileño quiso mostrar «el lado bueno» del alcohol. Para ello convocó a un grupo de amigos y realizó la experiencia «de manera responsable».

El fotógrafo brasileño Marcos Alberti creó una llamativa iniciativa con un objetivo: retratar cómo cambia nuestro rostro luego de beber una, dos y hasta tres copas de vino. Los músculos de la cara se relajan y hasta cambia el color de piel: “Solo hay cosas malas sobre el alcohol. Quería mostrar el lado bueno, por supuesto, entre amigos que beben de manera responsable en un buen ambiente».

Alberti, nacido en San Pablo, invitó a varios de sus amigos a beber vino, hablar, comer e ir tomando fotografías para ver cómo cambiaban los rasgos tras unas cuantas copas. Primero sacaba una fotografía de la persona sobria, después otra imagen tras una copa de vino y así sucesivamente hasta llegar a la tercera.

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El proyecto del vino llamado “3 Glasses Later” (tres copas después) surgió como una broma: “Fue algo así como un juego: «En cuanto llegaban tomaba la primera foto sin darles tiempo a interactuar con los otros invitados o relajarse», recuerda, «y después les ofrecía la primera copa de vino», contó el hombre al diario El País, de España.

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«Hay un dicho acerca del vino que realmente me gusta y dice algo así: ‘La primera copa de vino es sobre la comida, la segunda es sobre el amor y la tercera es sobre la violencia’. Realmente quería comprobar esto», comenta Alberti en su sitio web. Y esta es su forma de corroborarlo, con el arte de la fotografía.

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