El inglés Jamie Oliver vuelve a revolucionar en la cocina. Esta vez, gracias a su “libro definitivo de recetas caseras”, como él mismo definió a Comfort food (Grijalbo). Son cien platos que, según el mismo Oliver, garantizan un festín de recuerdos nostálgicos y tradiciones que le provocarán una sonrisa al comensal.

El término Comfort food no es nuevo, hace unos años que se viene hablando de la revalorización de la cocina casera y sabores tradicionales, pero que el famoso cocinero británico se proponga hacer un libro al respecto es la gran noticia. Jamie siempre da que hablar. En el 2005 creó el movimiento Feed Me Better para mejorar la calidad de las comidas escolares en el Reino Unido, que luego llevó a los comedores de Estados Unidos. Es famosa la batalla que le ganó el año pasado a McDonalds cuando denunció que un porcentaje de la carne con la que se realizan las hamburguesas se “lavan” con hidróxido de amoníaco. Y a pesar de ser un gurú de la alimentación saludable, en el 2011 fue sumamente criticado por una receta de su libro 30-Minute Meals de un sándwich de albóndigas hipercalórico.

Para Oliver la clave de todo está en el equilibro. Y así responde a todas las críticas. En este nuevo libro, Oliver propone recetas que generan nostalgia, con los platos preferidos en la infancia, que remiten a recuerdos y tradiciones, como pastel de carne o los populares fish & chips o comida para estar de buen humor como el bacalao negro homenaje a Nobu Matsuhisa y para levantar la moral, como la pasta a la arrabiata italiana, que define como la mejor salsa del mundo “y no se hable más”.

Para los días en que se disponga de más tiempo -«el verdadero placer está en el hacer», sostiene- y propone recetas cuya elaboración es casi un «ritual», como el «cassoulet» de Essex y la lasaña de pato crujiente. Y cuando apetezcan «placeres prohibidos», pollo frito del sur o costillas chinas jugosas.