El empresario petrolero Alejandro Bulgheroni, considerado uno de los más ricos de la Argentina, continúa diversificando sus negocios en el rubro vitivinícola. En ese marco, a principios de marzo inauguró Bodega de Garzón, un proyecto que requirió una inversión de US$ 85 millones, y que está emplazado en el pueblo homónimo de Uruguay. Allí, se dedicará especialmente a posicionar a nivel internacional a la variedad de vino Tannat.

El proyecto tiene accesos diferenciados para las áreas de trabajo y las zonas de turismo y sus cavas fueron excavadas directamente en la roca natural. Además de la bodega de 19.050 m2, habrá un restaurante, un hotel de lujo y un exclusivo club de vinos cuya matrícula costará US$ 180.000.

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Según la empresa, la bodega consumirá 40% menos energía respecto a otras instalaciones similares y generará el 40% de su consumo energético con molinos y paneles fotovoltaicos. El proyecto está en un predio de 2.000 hectáreas, adquirido en 1999, donde ya se fabricaba el aceite de oliva extra virgen «Colina de Garzón».

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Dentro de la cartera de marcas de vino del empresario figuran en Argentina: Vistalba, Tomero y Argento. Pero también es propietario de bodegas en las zonas productoras de vino más importantes del mundo: en la Toscana (región central de Italia), tiene Dievole, Podere Brizio, Poggio Landi, y viñedo Bolgheri; en Burdeos (Francia), posee Chateau Suau; y en California (Estados Unidos), es dueño de la bodega Renwood. Bulgheroni comenzó a comprar la mayoría de sus tierras a partir de 2011.

Esta bodega boutique en cuestión, que fue proyectada por Bórmida&Yanzón, ha generado expectativas en los medios especializados de todo el mundo por sus características y por ser la primera bodega en el mundo que apunta a certificar las instalaciones por completo: desde los procesos de elaboración hasta los servicios de hospitalidad y turismo.

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