La avena es un cereal rico en proteínas de alto valor biológico, grasas y un gran número de vitaminas y minerales. Además, tienen un alto contenido en fibras, lo cual contribuye a un buen funcionamiento intestinal.

Pero además de su importante valor nutricional, tiene propiedades que repercuten directamente en nuestro comportamiento. Haciendo un poco de historia, los romanos se referían a este cereal como “aveo”, que significa deseo.

Expertos en dietética y sexología aseguran que el extracto de avena aumenta la libido y la fertilidad, y disuelta en agua caliente, funciona como afrodisíaco. Esta propiedad se suma a los beneficios que otorga además para problemas renales, respiratorios, reducir el colesterol, entre otros.

Una manera de consumirla  es diluyéndola en un recipiente de agua caliente, sola o mezclada con miel. Además de los beneficios en el plano sexual, la avena constituye un excelente diurética, por su su contenido en silicio, y es por esto que se recomienda para combatir enfermedades renales y del aparato urinario, problemas de micción o patologías reumáticas. Los dolores de reuma y lumbago mejoran sensiblemente con pasta de avena sobre la zona afectada.

En el aparato respiratorio, es muy útil para los tratamientos que requieran una acción expectorante y mucolítica. La tos, bronquitis, faringitis, inflamación de la laringe y pulmones se benefician de la toma de semillas de avena en dos litros de agua, repartidos durante el día en diferentes tomas.

A la hora de cocinar la avena, muchos expertos en nutrición sostienen la importancia de remojarla antes de cocinarla. Aquellos que tienen vasta trayectoria cocinando de manera consiente y naturista, agregan, además, que mucho mejor si dicha avena se fermenta.

Para echar luz sobre esta cuestión, la autora y cocinera Nati Kiako comparte información y recetas valiosas para hacerle honor a este legendario alimentos. En este link encontrarás una singular receta de pan chato de avena fermentada, una creación que una vez que la pruebes, dificilmente podrás dejar de querer comerla.