En una esquina tranquila de Palermo, una casa de barrio conserva algo más que historia: guarda el espíritu de Reliquia, el restaurante creado por el chef Branko Vaccaro y la sommelier Julia Bottaro. Desde su apertura, el proyecto se propuso algo inusual: que la cocina no grite, sino que dialogue, y que el servicio conserve la calidez de lo familiar.
Vaccaro define el espacio como “muy acogedor, muy chiquito, atendido por sus dueños”. Su hermano, que cumple el doble rol de bartender y camarero, completa la escena cotidiana de un restaurante que se sostiene en el trato cercano y la naturalidad del servicio. El nombre, pensado con calma, remite a lo atemporal. “La reliquia de cada familia es la cocina de cada familia”, ha dicho el chef, sintetizando la idea de algo preservado, valioso, que se transmite sin perder su esencia.

Desde el inicio, el proyecto se diseñó con una premisa estética clara: una casa de esquina con ventanas enmarcadas, luz cálida y una atmósfera íntima. La cocina se abre hacia el salón, borrando límites y fomentando el diálogo entre quienes cocinan y quienes disfrutan del momento.
En sala, Bottaro aporta una sensibilidad complementaria. Su trabajo busca generar cercanía y confianza, con una carta de vinos elegida con criterio personal. Cada etiqueta responde a una historia o vínculo con pequeños productores, priorizando la coherencia entre cocina y vino antes que el maridaje formal.
Bib Gourmand: un reconocimiento justo
Aun con pocos cubiertos, Reliquia se ha ganado un lugar entre los destacados: figura en la Guía Michelin Argentina bajo la categoría Bib Gourmand, que distingue las propuestas donde la calidad y el precio encuentran un equilibrio genuino.
Vaccaro suele insistir en que su cocina busca romper con la idea de una gastronomía porteña definida solo por la carne o la pizza. “Hay mucho producto esperando ser rescatado”, dice, convencido de que el verdadero desafío es encontrarlo y trabajarlo con respeto.
Las limitaciones del espacio se transforman en virtud: la cercanía se vuelve un valor. Todo está ajustado —lo técnico, lo humano, lo estético— para que quien llega sienta que está siendo cuidado. Reliquia no necesita hablar de sí misma. Prefiere que lo haga el tiempo, con la solidez de su propuesta, el tono reservado de su ambiente y la convicción tranquila de quienes la sostienen.
Reliquia restaurante
Carranza 1601, Palermo, Buenos Aires
Instagram: @reliquia.restaurante
























