El famoso cocinero inglés Jamie Oliver, reconocido en el mundo por sus recetas y su compromiso para mejorar la salud a través de la alimentación,  ha iniciado una campaña para pedir al Gobierno inglés que prohíba la venta de bebidas energizantes a los menores de 16 años. «¿Le daría usted a sus hijos doce cucharadas de azúcar y dos café espresso en una sola bebida?», con este impactante ejemplo Oliver confronta nuevamente a las autoridades y al público en general para fomentar la toma de conciencia del contenido real de las bebidas energizantes.

El chef británico ya es conocido por haber impulsado hace años una campaña contra la obesidad infantil con la que logró que se cambiaran los menús en las escuelas inglesas, para incluir más verdura y fruta y que se les enseñara a los más pequeños a cocinar. De su preocupación por la obesidad viene esta nueva campaña para concientizar a la sociedad de algunos malos hábitos que han ido ganado terreno en la sociedad y con la que busca que el gobierno tome medidas de forma inmediata. Jamie Oliver lo intenta explicar de la forma más gráfica posible en su cuenta de Twitter. «No damos alcochol, café o cigarrillos a los niños pero ¿que hay de las bebidas energéticas?», se cuestiona el chef en redes sociales bajo el hashtag #NotForChildren.

Esta es la principal razón por las que ha iniciado una campaña para que el ministro de Sanidad británico, Jeremy Hunt, prohíba la venta de estas bebidas a menores de 16. Pero Jamie Oliver va mucho más allá, y además de explicar que contiene realmente cada lata, el cocinero detalla las consecuencias que el consumo de estas bebidas tiene en los más pequeños: el 69 % de los adolescentes de Reino Unido aseguran que beben bebidas energéticas de forma habitual y un 13 % afirma que bebe hasta un litro de una sola vez, según los datos que el cocinero recoge en su web.

En España y en el resto de Europa las cifras son parecidas y especialmente preocupantes las de los que aseguran que consumen de forma habitual grandes cantidades de estas bebidas. Las marcas que distribuyen esta bebidas lo hacen con mensajes en los que afirman que su consumo mejora el rendimiento en el deporte o en los estudios y los más jóvenes terminan siendo un blanco fácil de esta publicidad. Pero realmente, beber de forma habitual estos productos es mucho más perjudicial de lo que se cree, y tiene muy pocos beneficios, con nulos beneficios nutricionales.