Varios estudios han demostrado la importancia de incorporar a la dieta frutas secas como nueces, las avellanas, castañas, almendras, pistachos, maníes, por sus beneficios en la prevención de enfermedades. Estos alimentos de acción protectora son ideales para deportistas, niños y mujeres embarazadas. Pero por su elevado aporte de calorías, deben consumirse con moderación.
Un estudio realizado en 2010 reveló que el consumo regular de nueces puede favorecer a la disminución de riesgo de desarrollar obesidad abdominal, hipertensión arterial, ciertos tipos de cáncer y litiasis biliar, entre otras, informó el diario Clarín.
En otro estudio publicado en el Journal of Nutrition en el 2009 se demostró que un consumo elevado de nueces y frutas secas disminuye significativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular en mujeres con diabetes tipo 2.
Igual, hay que consumirlas con moderación ya que aportan un elevado aporte calórico (aproximadamente 700 calorías cada 100 g).
Además, presentan un elevado porcentaje de fibra cuyos beneficios son el brindar mayor saciedad; ayuda en la protección del intestino grueso evitando el desarrollo de tumores y contribuyen a la regulación del tránsito intestinal, evitando la constipación. También aporta un elevado contenido de grasas cardiosaludables; reduce los niveles de colesterol malo y aumenta el bueno; reduce en un 50% el riesgo de sufrir infarto de miocardio; aporta proteínas de alto valor biológico; antioxidantes contra el envejecimiento; vitaminas (fundamentalmente grupo B (ácido fólico) y vitamina E, que es un poderoso antioxidante); minerales (Hierro, Calcio, Magnesio, Potasio, Fósforo).
Así que ya sabés. Con moderación, consumir frutas secas a diario es un gran aliado de nuestra dieta y salud.