El Síndrome de Comedor Nocturno es una de las causas de la obesidad de esta época. Algunas señales que nos indican que nos encontramos ante una persona con este trastorno alimenticio suelen ser el ayuno durante la mayor parte del día, la ingesta descontrolada de calorías después de la hora de la cena y el hecho de despertarse en medio de la noche para comer y después volver a dormirse.

Además del desorden en las comidas, los «comedores nocturnos» sufren también alteraciones del ciclo del sueño y de su reloj biológico: al despertarse por la noche para comer no consiguen un descanso completo y satisfactorio.

Generalmente, los comedores nocturnos se saltan el desayuno porque se sienten llenos al haberse pegado un atracón por la noche, y pasan casi todo el día sin comer hasta llegar las últimas horas del día: en ese momento sienten hambre y comen de forma descontrolada, de modo que por la mañana vuelven a no tener hambre.

Dado que es un trastorno asociado al estrés, deberemos en primer lugar reducir estos niveles. Lo más aconsejable es acudir a un especialista. También es recomendable llevar una rutina ordenada de comidas, saber qué es lo que comemos y por qué lo comemos. Conocer qué es lo que nos pide el cuerpo en un momento determinado del día y cómo podemos ofrecérselo.