La Ciudad «Feliz» es uno de los destinos predilectos por los argentinos para pasar sus vacaciones de verano. Playa, relax y por supuesto… comida. Recorremos los clásicos de la ciudad costera por excelencia.

La ciudad emblema de la Costa Atlántica es el destino turístico más importante del país. Además del bosque Peralta Ramos, el puerto y las playas, la oferta gastronómica de Mardel es súper amplia, al punto que cuenta con sus propios clásicos.

El imbatible es, sin lugar a dudas, “Manolo”, célebre por sus churros pero también por servir porciones abundantes, platos que cumplen con lo que prometen y a precios justos para el bolsillo. Todas virtudes que existen pero no son fáciles de hallar. Y por si quedan dudas, basta con acercarse, cualquiera sea el clima y la hora, y verán una fila de gente esperando para entrar.

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Otro clásico imperdible es el de las medialunas de la Confitería Boston. Embebidas en almíbar y con un intenso sabor a manteca.

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Ahora bien, se sabe que “la perla del Atlántico” es el lugar idóneo para comer pescados. Los más populares son los del puerto y el popular Viento en Popa pero también hay opciones para paladares refinados como Sarasanegro, ponderado por la crítica y especialistas en el tema.

Para los románticos que gustan de tomar el té y disfrutan del atardecer con un rico blend acompañado por algo dulce, también tienen opciones: la elegante casa de té La Promenade, en el hotel Costa Galana, la soñada Cabaña del Bosque en pleno bosque de Peralta Ramos, o un poco más alejado, en Sierra de los Padres, la casa de té L Erbe.

Cuando cae el sol, Mar del Plata, ciudad pionera en la producción de cerveza artesanal, despliega sus maltas rubias, negras y coloradas acompañadas de exquisitas picadas. El clásico Antares, en cualquiera de sus tres sucursales; o las cervecerías Baum y Gluck, entre otras como Lecker o Bluhen.

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