Si sos amante de las tabletas, trufas, bombones y todo aquello que lleve chocolate Bélgica, Suiza y Francia son los lugares destacados para probar esas delicias.

Existe una vanguardia selecta de chocolaterías, ubicadas en estos destinos que convirtieron sus chocolates y bombones en auténticas piezas de colección, siguiendo recetas ancestrales. Para quienes sueñan con el mejor chocolate del estas tierras esos son, sin lugar a dudas, los lugares para conocer.

¿Qué hay allí?

BÉLGICA
Bruselas es el sitio que alberga las tiendas más lujosas y sabrosas del globo. Entre ellas figura Godiva, la primera marca en instalar el concept de chocolate Premium. Fue fundada hacia casi 80 años por Joseph Draps y hoy tiene más de 450 sucursales en todo el mundo. Godiva presenta suntuosas colecciones de invierno y verano, como si se tratara de una boutique de alta costura.

Su colección de verano 2013 exhibió varias novedades, como las cocktail truffles, trufas rellenas con sabor a trago largo (aunque sin alcohol), como mojito, bellini de durazno o daikiri de banana (45 euros el set de tres cajas). También se vende un delicioso licor de chocolate (el Chocolix), además de tartas y galletas, pero su gran estrella, que atraviesa todas las estaciones, es el Gold Ballotin de bombones. La caja de 36 unidades cuesta 50 euros y tiene un surtido de piezas con nueces, frutas, crema de caramelo, chocolate negro y blanco. Un auténtico ícono de la bombonería universal.

Por otro lado, la segunda tienda imperdible es la de Pierre Macolini, un maestro chocolatero que no se conforma con los productos de su país y viaja frecuentemente a México, Madagascar y Trinidad para encontrar las mejores cosechas de cacao.

SUIZA
Ese es el lugar del chocolate, no se puede pensar en Suiza sin pensar en Lindt, la marca que hoy es ícono de la regalería de viaje y que fue de las primeras en masificar la idea del chocolate de alta gama.

La fábrica de Lindt & Sprüngli en las afueras de Zurich ofrece un incentivo peligroso para quienes tienen el “sí” fácil. Al final del recorrido, se ofrece a los visitantes una degustación ilimitada de chocolates, lo cual resulta casi tan tentador como entrar a la famosa confitería Sprüngli, en Paradeplatz -Zurich-, que la familia lleva adelante desde 1870.

Pero el chocolate suizo no es sólo Lindt. Otras ciudades también cuentan con sus glorias chocolateras. Es el caso de la confitería Vollenweider, en la ciudad de Winterthur, cuyos bombones de chocolate con leche fueron los únicos que viajaron al espacio, en el equipaje del astronauta Claude Nicollier en 1999. Otro punto de interés es La Chocolaterie, ubicada en el pintoresco casco urbano de San Gall, que sirve café en la planta alta y en el subsuelo cuenta con un taller de chocolate para ponerse el delantal y, codo a codo con el maestro chocolatero, fabricar distintos tipos de chocolates.

FRANCIA

Fracia también es el lugar para los chocolates, pero sobre todo para los bombones Valrhona. Esta firma es una de las mayores fabricantes de bombones del mundo y cuenta con una escuela de maestros chocolateros.

En París, los grandes maestros chocolateros tienen sus boutiques a la calle. Es el caso de Jean-Paul Hévin, famoso por sus frutas cubiertas de chocolate, golosinas y tartas, que se sirven con el té en su local de Rue de Faubourg. Otros clásicos son: la tienda de Michel Cluizel, en la Rue Saint Honoré, que sigue la tradición familiar de hacer el chocolate en base a granos de cacao de origen único (de una sola plantación bien delimitada).

Finalmente, a no perderse la tienda de Pierre Herme, el chef de repostería más célebre del mundo, que en la boutique de Saint Germain brilla por sus pasteles de chocolate, bombones con semillas de sésamo caramelizado o ganaches con naranja y balsámico. El pastel favorito de la casa tiene un nombre que asusta: “Muerte por chocolate”.