Por Matías San Millán (@matsanmillan)

Desde que me nos mudamos con Cande a San Telmo, un localcito con ese entonces, fachada negra y extranjeros tomando cerveza en la calle, se convirtió en un gran compañero de vida, en el delivery de cabecera.

Estoy hablando de El Banco Rojo, los reyes de la comida al paso, exquisita, barata y que vale la pena recomendarle a todo el mundo. Cuando me preguntan en Instagram qué lugares recomiendo ir para comer en el barrio, sea con amigos, familia o pareja, siempre les digo El Banco Rojo.Si bien San Telmo es un barrio que tiene de todo: varios restos de los chefs más importantes del momento, bodegones míticos, parrillas de toda la vida, este lugar, nos puede.

Lo conocimos en un momento de urgencia y desesperación, cuando nos mudamos y salimos a investigar el barrio. Conocíamos las cuadras: Bolívar, Perú, el Mercado de San Telmo, el Desnivel, la heladería artesanal Nonna Bianca, las cervezas de Gibraltar, pero nunca habíamos ido al Banco Rojo ni habíamos escuchado mucho acerca de su propuesta. Para ser sincero ante la primera impresión, Cande especialmente, tuvimos un poco de desconfianza: sábado 15 hs, plena luz del día, un localcito más bien oscuro en su interior, sonaba Metallica y nos recibieron en la barra sus empleados con remeras rockeras y barbas. Eran sacados de una película mainstream de los ’80 transición ’90.

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La pizarra indicaba el menú y cada opción tiene su nombreo propio: Big Harvey, Philly Cheese, Burger de la semana «La apocalíptica», tacos con falafel y empanadas de cordero picante. Cande se pidió el Philly Cheese, pan francés con tiritas de nalga marinadas con cebolla, morrón, ensaladita y mucho, mucho cheddar, yo me incliné por los tacos de la casa.

Nos sorprendieron los precios, porque San Telmo al recibir tantos turistas suele tener más de un engaño en el sentido de cobrar un choripán 15 dólares en precio local. En ese entonces, octubre 2013, los precios de cada sándwich rondaban $50. Con todavía desconfianza, pensamos que quizá el truco estaba en el precio de gaseosas o cervezas, pero no, estaban a un precio igual de accesible que un mercadito asiático de madrugada.

Allí comenzó nuestro fanatismo por el Banco Rojo el cual pusimos a prueba durante ya casi 2 años. Probamos toda la carta, llevamos a todos nuestros amigos y familiares y lo recomendamos de forma orgánica en todas las redes. Porque hoy tras la inflación que vive el país y el aumento de costos en todo, encontrás por $70 una hamburguesa o sándwich espectacular para comer. Con una cerveza o gaseosa, el precio ronda los $100 pesos por cabeza. Suena inverosímil.

En estos dos años mi plato preferido siguen siendo los tacos de carne con mix de verdes y pico de gallo, con papas con pimentón y las empanadas picantes de cordero de entrada. Si tengo mucha hambre, me pido la hamburguesa, casera claro, con cheddar, panceta, morrón y cebollas caramelizadas. Se puede comprar para llevar o para comer allí.

El Banco Rojo queda en Bolívar 914 y abre todos los días, excepto lunes, de 12.00 hs a 00.30 hs. Si un viernes pasan después de la oficina, y ven argentinos y extranjeros hambrientos, comiendo en la calle y haciendo cola, se darán cuenta de que llegaron al lugar correcto. «El Banco Rojo: the cheapest and tasy place of Buenos Aires», se escucha en el aire.